Cincuenta y cinco
Hay ocasiones en que entregar un crédito no se convierte en una ayuda sino en un drama de proporciones crecientes para todo el grupo familiar
José Luis (Ysern) ha sido un amante del estudio, por lo cual no se detuvo en su sacerdocio
Cincuenta y cinco años de sacerdocio entre nosotros acaba de cumplir el sacerdote español José Luis Ysern de Arce. Aunque con tan pocas palabras ya comprendemos todo, es necesario agregar que los cincuenta y cinco años los debemos celebrar nosotros, por haber tenido la suerte de recibir a este religioso que consagra su vida al servicio de nuestra gente. El pasado seis de enero cumplió los 55 años de ministerio aquí, hasta donde vino junto a su hermano Juan Luis, que llegó a Obispo en la Diócesis de Ancud y a presidente de Cáritas Chile, y a otro religioso, Bernardino Duque, quien ahora se encuentra radicado en su España natal.
Este trío de seminaristas viajó a Chile siendo unos estudiantes entusiasmados con las palabras convincentes del obispo de Chillán, Monseñor Eladio Vicuña Aránguiz, quien estaba preocupado por la falta de vocaciones en nuestro país. Y decidió buscar en la península ibérica a quienes pudieran desempeñar la labor evangelizadora. ¡Y acertó! Estos muchachos tenían el convencimiento de que debían servir a quienes más lo necesitaban. Y aquí, el requerimiento era prioritario en torno al apoyo espiritual que ayudaría a una sociedad que iniciaba la marcha hacia un futuro más equitativo, más justo. Sobre todo en el Chile profundo, del campo verde falto de oportunidades de todo tipo.
José Luis ha sido un amante del estudio, por lo cual no se detuvo en su sacerdocio, sino que lo combinó con sus inquietudes de aprendizaje constante. Por eso luce los cartones universitarios que ha alcanzado con brillantez. Pero el título mayor que ha logrado es el de "hermano", otorgado por la gente sencilla de esta tierra, ganado con cincuenta y cinco años de entrega a la solidaridad, al esfuerzo, al apoyo y enseñanza de los que más lo necesitan.
El ser considerado hermano aquí no es fácil. Hay que hacer auténticos méritos para ganarse la confianza y el afecto de nuestra gente. Porque se ganan con sencillez, con entrega, con comprensión y con lealtad. José Luis lo ha hecho con creces. Ha entregado su conocimiento y su apoyo, sin límites. Ha pronunciado la palabra oportuna y ha dado consejo preciso. Ha estado en el momento justo y en el sitio en que más se le necesitaba. Y sigue aportando su vida.
Ha escapado de la lisonjera alabanza y de la sonrisa falsa. Ha entregado comprensión y ha sido maestro en tolerancia. Ha sembrado en tierra fértil y ha quedado preso de los frutos de su propio huerto. Echó raíces y las regó con hechos consecuentes. Bebió las lágrimas de sus padres y les consoló con la felicidad del que encontró su vocación al otro lado del Océano. Y aquí agradecemos al hermano con la misma sencillez que nos ha inculcado.
Periodista