Las coaliciones que han aspirado al gobierno suelen reclamar contra ese tributo, recalcando que el vehículo dejó de ser un lujo. Pero al llegar olvidan sus promesas.
El voto voluntario está dentro de la lógica del liberalismo. Liberales hay en todos los sectores políticos. Esto, en contraposición a una visión más conservadora del voto obligatorio. Así, parecía ser que bastaba con una ley de voto voluntario para que los chilenos fuésemos a votar. No fue así, en la última elección presidencial hubo 1,3 millones menos que cuando el voto era obligatorio y 7,9 millones sin votar.
No puede decirse que esto no se previno. Cuesta mucho ser liberal de verdad. El liberalismo supone muchísima responsabilidad y ética, ya sea que esta doctrina se aplique en economía, política, religión u otra actividad. Ser liberal de verdad no es fácil cuando ésta se copia desprovista de la ética y la responsabilidad que debe primar en la ciudadanía. Cuando éstas son débiles hay que generar normas sociales y que sean cumplidas a través de incentivos y sanciones. Hay liberales débiles que no tienen problema con pasar al libertinaje.
El voto es un derecho, pero también una responsabilidad y no acomodaticia para fines de algunos. Es algo universal. Hoy se observa una disminuida educación cívica y de responsabilidad, que permite libertinaje. En esto se ha sido débil en explicar que el liberalismo es una doctrina muy seria y sobre la cual hay que estudiar y no usar eslóganes ni pasiones cuando se intenta aplicar.
Hace algunos años escribí aquí una columna metafórica sobre lo difícil que es ser liberal hasta en fiestas de matrimonio pues cuando había que retirar el postre a libre elección, algunos se quedaron sin postre porque otros libertinos se habían repetido el plato. ¡Qué difícil es ser liberal responsable y respectar los derechos del resto de los ciudadanos! En economía, los oferentes quieren libertad pero ésta es paralela con la responsabilidad y respeto hacia sus demandantes. Estos últimos quieren libertad de elección pero también deben respetar a los oferentes pagando en el momento apropiado. O sea, derechos y deberes. En política, los electores quieren que les solucionen sus problemas, pero también tienen la responsabilidad de informarse y educarse en las virtudes de prudencia y justicia respecto de sus solicitudes.