Es un símbolo de la entrega solidaria de los funcionarios municipales.
La gran tragedia del 27 de Febrero de 2010 nos dejó un reguero de dolor y desesperación, con fallecidos, casas destruidas y poblaciones completas arrasadas por un mar embravecido, con olas de terror. Nos obligó una vez más a sacudirnos y a levantarnos, como siempre, tras la debacle. Somos los campeones en demostrar nuestra fortaleza para resurgir desde las cenizas. Lamentablemente, también somos gente que tiende a olvidarse pronto de los tropezones y de los ejemplos sencillos que pueblan nuestra Historia. Por eso, en este instante del recuerdo imperecedero, quiero rescatar al hombre que nos dio ejemplo con su muerte en un camino vecinal. Se trata de Roberto Monti Ortiz, funcionario municipal, responsable del Departamento de Inspección, que la madrugada del terremoto no dudó en ir a Quinchamalí para ver cómo estaba la situación en aquel sector rural de nuestra artesanía famosa. Recuerdo con claridad cuando, a poco de haberse producido el terremoto, Monti llegó hasta la Municipalidad, donde ya nos encontrábamos con el Alcalde coordinando tareas de información y de entrega de primeros auxilios, para pedirle que le destinara a inspeccionar la zona de Quinchamalí. Justamente, estábamos anotando e inscribiendo a los funcionarios de la Municipalidad que llegaron en forma espontánea, para recorrer la ciudad y ver la realidad tras el desastre. Monti fue a Quinchamalí. Recorrió aquel sector de la ruralidad provinciana y comprobó los daños ocasionados. Visitó a los miembros de su familia que viven por allí, recorrió los rincones que conoció desde niño y emprendió el regreso. En el kilómetro 14, su corazón no resistió tantas emociones y le dijo basta. Jeremías Llanos, otro funcionario de la Municipalidad que le acompañaba esa madrugada, vio con terror como el auto se giraba y perdía el control, yéndose a estrellar contra un árbol. Roberto había fallecido fulminantemente, antes del golpe. Jeremías resultó ileso. Quienes recibimos la noticia, minutos después, sufrimos el mazazo de una pérdida de tal magnitud. Roberto Monti, que estuvo por más de 30 años prestando servicios en la Municipalidad, que ocupó cargos directivos en deportes y también en la Asociación de funcionarios, el hombre sencillo y solidario, se nos fue en aquel momento dramático de nuestra historia. Tal vez por esa circunstancia no le recordamos con la intensidad que merece su memoria.