Fiesta democrática
La intercomuna tiene desde 2013 en marcha la elaboración del plan de descontaminación respecto del cual sólo se han adelantado algunas medidas.
El símbolo de hoy es de enorme rotundidad. De reconciliación, de madurez política, de grandeza moral y social.
La imagen de Chile se acrecentó en el mundo entero. La fotografía de dos mujeres protagonizando la fiesta de la democracia chilena no sólo ha recorrido el mundo, sino que se ha quedado impresa en las primeras páginas de los principales periódicos internacionales.
Michelle Bachelet asumió por segunda vez la primera magistratura de la nación, en tanto que Isabel Allende se convertía en la primera mujer en asumir la Presidencia del Senado, cargo que -también como elemento simbólico- fue ocupado por su padre varias décadas antes.
La Presidenta de la República es hija del General de Aviación, Alberto Bachelet, detenido y torturado en 1973. Su principal rival electoral, Evelyn Matthei, es hija también de un General de Aviación, Fernando Matthei, quien estuvo en el otro bando. Y la Presidenta del Senado, hija del Presidente de la República Salvador Allende, derrocado por las fuerzas militares que se tomaron el poder por la fuerza en aquel 1973. Época radicalizada, difícil, de profunda división, de oscuridad y brutalidad social.
Por ello, el símbolo de hoy es de enorme rotundidad. De reconciliación, de madurez política, de grandeza moral y social, de generosidad sin olvidos. Gesto nacional que recorre el mundo como un ejemplo de consolidación democrática, de triunfo de la inteligencia y de la razón. Y nos sentimos orgullosos por ello.
Pero, además de aquello, hubo otro elemento de curiosidad de nuestro Chile. El hombre que entregó el poder, Sebastián Piñera, figura entre los 200 más ricos del mundo. Y eso, en un país como el nuestro, con geografía estrecha y complicada, con riquezas naturales reducidas a un metal, también aparece como un ejemplo. Para nosotros, puede ser interpretado como un símbolo de las contradicciones que nos inundan y las desigualdades que nos acongojan. Son las luces y las sombras de nuestra sociedad. Pero, tras los actos vividos esta semana, concordemos que son más los brillos que aquellas opacidades. Son más los elementos positivos que los negativismos paralizantes. Son más las ilusiones crecientes por ver siempre a nuestra tierra en constante crecimiento.
Los elementos descritos son una pequeña ilustración de lo que constituye nuestra Fiesta Democrática. Son ejemplos de los orgullos que se anidan en nuestras gargantas y que inflaman nuestros pechos, que alargan nuestras miradas y que amplían nuestras sonrisas. Desde este mismo minuto cobramos nuevas fuerzas para seguir avanzando, sin mirar al pasado más que para no volver a cometer los errores mutilantes. Sólo mirar hacia atrás para recordar a quienes nos abrieron los caminos del progreso.Renovar impulsos ahora para corregir desigualdades que nos duelen y para construir futuros que reafirmen estos orgullos de Patria Grande.
Periodista.