Difícil reinserción de reos de Chillán
El diputado DC Jorge Sabag hizo un llamado al gobierno a fortalecer las políticas carcelarias, que permitan la reinserción laboral de las personas privadas de libertad reiterando que las cárceles 'no pueden ser escuelas del delito'. Enfatizó en la necesidad de desarrollar políticas eficientes de capacitación en las cárceles.
En efecto, un eslabón débil en la cadena de la seguridad ciudadana es una real reinserción de los reclusos, afectados también por las condiciones de hacinamiento en que viven. En marzo de este año se conoció el informe 'Estudio de las condiciones carcelarias en Chile: diagnóstico del cumplimiento de los estándares internacionales de derechos humanos', elaborado por el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) en conjunto con la Fundación Paz Ciudadana. La investigación, realizada en los años 2012 y 2013 en unidades penitenciarias, constató un conjunto de vulneraciones de derechos que son consecuencia de la carencia de condiciones materiales apropiadas, de programas y servicios mínimos en las cárceles, así como de una capacitación insuficiente de los funcionarios de Gendarmería de Chile. Factores como el hacinamiento, el alto número de sanciones por recinto penal (54,4%), la excesiva aplicación de la internación en celda solitaria y los hechos de violencia entre internos/as que terminan con pérdida de vidas son los más preocupantes.
En el caso específico de Chillán, el mismo informe detalla que la tasa de ocupación del recinto según Gendarmería es del 131%. La construcción de la cárcel es antigua -data de 1943- y alberga a un total de 601 internos, superando así su capacidad real de 460 personas. Existe una débil segregación entre internos condenados e imputados, según compromiso delictual o reincidencia.
Pero quizás el problema más grave consiste en la falta de capacitación y escasos programas antidrogas. En cuanto a capacitación, el único programa observado fue la escuela con 11 matriculados para regular estudios de enseñanza media, siendo este el único medio considerado como una herramienta de reinserción social en la cárcel de Chillán.
En tanto, pese a los problemas de internos asociados al consumo de pasta base, sobre todo entre imputados, no existe una comunidad terapéutica. De no ser por el apoyo de programas del Senda o la Corporación Padre Chango, que aporta con voluntarios, un psicólogo y una médico que los apoya en la prevención, el problema sería aún mayor.
En conclusión, el diputado plantea un tema escasamente abordado en Chillán y que reafirma la necesidad de modernizar el sistema penal en la Región del Bío Bío.