Ayer se cumplieron 23 años desde aquel miércoles 5 de junio de 1991, día que está grabado en el inconsciente colectivo de los chilenos amantes del fútbol, quienes recuerdan, más allá del color de sus camisetas, el mayor logro que ha obtenido un club nacional en torneos internacionales: ser campeón de la Copa Libertadores de América.
Fue el segundo intento de Colo Colo por quedarse con el trofeo más importante del continente tras la final que perdieron con el cuadro de Independiente de Argentina el año 1973. Pero de la mano de Mirko Jozic, vencieron por 3-0 en la final a Olimpia con goles de Luis Pérez y Leonel Herrera, colocando al cuadro albo y a nuestro país, en lo más alto del balompié sudamericano.
Hoy, dos de los jugadores que lograron aquella gesta histórica para el fútbol chileno, son parte de Ñublense: Rubén Espinoza, jefe técnico de cadetes y Daniel Morón, preparador de arqueros del primer equipo. El 'Loro' apodo que recibió por la tradicional indumentaria de color amarillo, recuerda con cariño el título del '91.
- Los primeros recuerdos son cuando faltaban cosa de dos minutos se empiezan a encender antorchas al frente de mi posición. En ese momento estábamos 2-0 y casi junto con eso llega el gol de Leonel Herrera que confirmaba ya el ser ganador de la copa, algo que siempre había sido tan esquivo y raro para Chile en general. Se hacía realidad un sueño y algo que no solo los colocolinos querían, sino que todo el pueblo chileno.
-Lo que pasa es que ese partido casi tuvo todos los ingredientes de una final. Primero por el tamaño del rival, Boca en ese momento era un gran equipo, más aún cuando ellos nos daban con muy pocas posibilidades de seguir avanzando, nos miraron en menos, pero nosotros teníamos un gran respaldo que en el Monumental habíamos hecho cosas muy importantes y a veces los excesos de confianza pasan la cuenta, y creo que a ellos eso, más el gran potencial que tenía Colo Colo, les hizo pasar la cuenta.
-Para nosotros siempre es muy agradable, especialmente no tanto en Santiago, sino que cuando uno sale al exterior. A uno le manifiestan el agrado y cariño por haber hecho vivir a la gente momentos lindos, de emoción y festejo. El exceso de festejo llevó a que hubiese muertos por ese hito. Yo tengo un recuerdo de cuando como Colo Colo del 91 fuimos a jugar a Copiapó hace dos años atrás, con 50 años cada uno de los integrantes, llenamos el estadio, eso para nosotros es una muestra de cariño y respeto de la gente por lo que se logró hacer.
Sin duda. Siempre digo que el mejor trofeo que he tenido en mi carrera deportiva, ni siquiera ha sido al Copa Libertadores como tal, ni el tricampeonato, ni los once campeonatos que pudé conseguir en Colo Colo, sino que es el pulgar levantado de la gente que cuando paso por la calle y un taxista o persona de la micro me toca la bocina, me saludan o me levantan el pulgar, ese sin duda es mi mejor pago.
Patricio Bórquez Riquelme