El regreso de Sinead O'Connor con peluca y traje plástico
Frank Sinatra la amenazó con 'darle DE nalgadas' cuando en 1990 rehusó cantar DONDE se tocara el himno de EE.UU.
Por Amelia Carvallo A.
La placa saldrá bajo el sello canadiense Nettwerk este 11 de agosto y su nombre viene en formato sentencia: 'I'm not bossy, I'm the boss'. Algo así como 'No soy mandona, soy la jefa', eslogan tomado directamente de la campaña 'Ban Bossy', impulsada desde Facebook y que alerta sobre el prejuicio de llamar 'líder' a un niño asertivo, mientras que a la niña se la signa como 'mandona', afectando su autoconfianza. 'Originalmente (el disco) tenía otro título, 'The Vishnu Room'.
'James Brown' y 'The voice of my doctor' son dos de las doce canciones del disco que O'Connor canta con el músico nigeriano Seun Kuti. El single promocional 'Take me to church' le sale a Sinead como a borbotones, brazo con brazo marchando con un tambor tan irlandés como sólo ella puede ser. La clara y fuerte voz pide 'Take me to church' (Llévame a la iglesia') pero 'but not the ones that hurt' (no a la que hiere'). Una canción donde la cantante termina por celebrarse, 'I'm the only one I should adore' ('Soy la única a la que debo adorar') y darse cuenta que ser más feliz pasa por ser mejor. Claramente la historia de una guerra contra la tristeza, o la bipolaridad, como le diagnosticaron alguna vez.
Hija de padres divorciados, se llevaba pésimo con su madre, quien murió en un accidente de auto en 1985, cuando Sinead tenía 19 años. Ese mismo año la lloró y partió a Londres. A los 20 años tuvo su debut discográfico en un soundtrack hecho por el guitarrista de U2, The Edge.
En 1987 lanzó su primer disco 'The Lion and the Cobra', un trabajo que marcó su identidad: siempre del lado de quienes cuentan y declaran verdades y también acusan injusticias. Con su inconfundible cabeza afeitada, donde se enmarcaban unos inmensos y serios ojos de Bambi, rebotó entre el amor y odio que despertaban sus declaraciones. Muchas veces pisando callos de los más sensibles, se abrió paso blandiendo solamente honestidad y una garganta prodigiosa. Con este disco ganó un Grammy, el único que ha aceptado, pues la han nominado otras veces.
En 1990 lanzó 'I do not want what I haven't got', que recibió excelentes críticas. En ese trabajo incluyó la canción 'Fire on Babylon' en la que recordó su propio abuso infantil. Todo con una voz cristalina especial para cantar himnos, dulce cuando entona baladas como canciones de cuna.
También es una consumada intérprete de excelentes covers como su especial versión de 'Chiquitita', de ABBA, y 'Sacrifice', de Elton John. También apuesta por el folclore celta y arriesga versiones de clásicos como 'Silent Night' y 'Gloomy Sunday'.
El viejo Frank Sinatra la amenazó con 'darle unas nalgadas' cuando en 1990 rehusó cantar en cualquier lugar que se tocara el himno nacional de Estados Unidos. En octubre de 1992, en el programa Saturday Night Live, rasgó una foto del Papa Juan Pablo II en una aparición que terminó con la frase: 'fight the real enemy'. En 1991 se tiró en picada contra Madonna criticando su tendencia a resaltar obsesivamente lo sexy.
Cuando han pillado a Sinead O'Connor volando muy bajo, se ha declarado lesbiana para luego retractarse y afirmar que es tres cuartos heterosexual y un cuarto gay. Dice, además, ser cristiana y panteísta. También reconoció que al cumplir 33 años había intentado suicidarse y se tatuó en las mejillas las iniciales de un misterioso hombre: Brendan Quinlan.
Su más reciente polémica fue con la diva pop Miley Cyrus. En octubre del año pasado, desde su sitio web le escribió una carta abierta en la cual le advertía sobre la forma en la cual la industria musical explotaba su sexualidad y la usaba. Las adolescentes fans de la ex Hanna Montana la hicieron picadillo.