El 'Mineirazo' de Alemania deja al 'Maracanazo' como una anécdota
eliminación. En una tarde de desconsuelo y humillación, la selección de Brasil perdió 1-7 contra Alemania y va por la final. Miles de hinchas vieron impotentes la peor derrota de ese país.
En el país del fútbol, lo inimaginable vuelve a tener nombre y estadio: la selección de Alemania trituró a Brasil por 7-1 en el estadio Mineirao de Belo Horizonte. El llanto de los brasileños y el escozor de 58.000 espectadores configuró ayer la peor debacle del fútbol de ese país, solo comparable con el 'Maracanazo' que le propinó Uruguay en 1950.
La selección de Brasil se hizo acreedor del peor revés imaginable en su larga y dorada historia mundialista y en su propio país, ante una Alemaniainmensamente superior que no tuvo piedad del anfitrión, al que ganó por primera vez en un partido oficial.
Tal y como sucedió en 1950 en Maracaná, el estadio Mineirao de Belo Horizonte será señalado como el escenario de una de las más bochornosas páginas del pentacampeón.
Pocas veces humillado de forma similar. Para contemplar cuando Brasil padeció tantos goles hay que trasladarse a Francia 1938, cuando ganó 6-5 a Polonia, prórroga incluida. Lo de ayer escala como el peor resultado de su historia.
Los dirigidos por Luiz Felipe Scolari no llegará el domingo al Maracaná, donde querían exorcizar la derrota que Uruguay les asestara en el lejano 1950. Los locales se quedaron así a un paso de la final, pero a una distancia enorme en lo futbolístico.
Alemania, que disputará una final de un Mundial desde la de Asia en el 2002, encajó cinco goles en media hora. Cuatro en siete minutos. En una primera parte plagada de eficacia. El fruto de un equipo trabajado desde el 2008.
Brasil, que olvidó la baja de Neymar ante el poderío alemán, sucumbió a los 11 minutos, cuando Thomas Muller le dejó en evidencia para batir, desde la soledad del segundo palo, a Julio César en un corner servido por Toni Kroos.
Los locales buscaron con prisa el camino más rápido hacia la final. Pero se estrellaron contra el muro alemán.
El DT Joachim Löw sorprendió con la inclusión de Miroslav Klose. Retrasó algo a Muller y sacó a Mario Goetze.
'Felipao' hizo ingresar al mediocampista Bernard para sustituir a Neymar. Dante, como se esperaba, ocupó el lugar de Thiago Silva. La zaga que salió a la cancha no tardó en hacer agua.
En siete minutos el equipo de Löw resumió el recital liderado por Kroos. Amplió la cuenta Klose, que recogió el rechazo a su primer disparo desviado por Julio César; Kroos, que inició la jugada, anotó los dos siguientes en apenas minutos. El tercero llegó de una combinación entre Sami Khedira y Philip Lham. Después, el cuarto, con una culminación de una acción que surgió con un pase del mediocampista del Real Madrid.
Khedira se sumó a la fiesta. Mats Hummels llegó al ataque y el madridista redondeó tras un centro corto de Mesut Ozil.
Brasil estaba desbordado. Sin capacidad de reacción, la humillación pudo ser mayor antes del descanso, pero Alemania prefirió especular, darse un descanso y contemplar cómo su rival se ahogaba víctima de su propia angustia.
El segundo tiempo sobró y el partido se convirtió en un vaivén sin nada en juego. El equipo de Scolari, que dejó en el banco a Fernandinho y Hulk para el ingreso de Paulinho y Ramires, comenzó a buscar apenas el gol del honor.
La banca alemana, siempre pragmática y que con Löw afrontará su segunda final en un torneo grande tras la Eurocopa de Austria y Suiza 2008 que perdió con España, empezó a calcular: sacó a Hummels para devolver protagonismo a Mertesacker.
Ahí apareció Manuel Neuer para apaciguar el nerviosismo y el juego que hilvanaba Brasil.
Los de Scolari se acercaron a Alemania, pero ni Oscar, Ramires o Paulinho pudieron batir la valla germana.
Cuando el furor local se apagó Alemania no perdonó. Andre Schurrle, que salió por Klose, marcó tras pase de Lahm. Cuando los hinchas salían en lágrimas del estadio, el atacante del Chelsea hizo aún peor el trago para Brasil al marcar el séptimo de un fuerte disparo después de un pase de Thomas Muller.
Brasil encontró el honor gracias a Oscar, que finalizó un contraataque iniciado desde su portería por Julio César.
El arquero de Brasil, Julio César, apenas pudo construir una explicación luego del partido. 'Sinceramente es complicado de explicar, explicar lo inexplicable es muy complicado', dijo el portero. 'Nadie lo esperaba, ahora irnos para casa, abrazar a los familiares, agradecer a la hinchada (...) Es un sentimiento muy triste', agregó.
Para el seleccionador brasileño, Luiz Felipe Scolari, el de ayer fue el 'peor día de su vida'.