Un respiro, literalmente, es lo que hemos vivido durante esta semana en la intercomuna Chillán Chillán Viejo, ya que de acuerdo a los informes evacuados por la autoridad las estaciones de monitoreo de la zona han marcado una condición de aire buena durante los últimos ocho días. La explicación a este favorable escenario radicaría, por supuesto, en frentes de lluvia que han afectado a la zona centro sur del país, marcados por intensas precipitaciones y por temperaturas mínimas que están lejos de llegar a los cero grados. Si bien el dicho dice que una golondrina no hace primavera, lo cierto es que paralelamente las atenciones por afecciones respiratorias en el hospital Herminda Martin han descendido al 48 por ciento el pasado mes. Como dato, en la primera semana de julio de 1.077 atenciones, 100 respondían a consultas respiratorias, cifra que bajó a 70 consultas por cuadros gripales durante la última semana de julio. Por eso, es que lejos de descansar o asumir una posición conformista, que solo abandonamos cuando los niveles de contaminación vuelven a empeorar y vivamos nuevas jornadas de emergencia ambiental en lo que resta de agosto, debemos continuar en la búsqueda de soluciones, desde las más lógicas a otras que a ratos pueden parecer una quimera. La denominada alianza de gasificación que ha asumido como bandera de lucha el alcalde de Chillán Viejo, Felipe Aylwin, no deja de ser un sueño al menos digno de resaltar. Las conversaciones, primero con los alcaldes de Temuco y Los Ángeles y ahora con su par de Chillán, son claros signos de que un esfuerzo mancomunado entre las comunas puede traducirse en contar con una red de gas natural que permita dejar atrás el uso de la leña como el principal medio de combustión que tenemos. La idea debe ser estudiada, deben-por cierto- repararse en los costos tanto individual como a nivel macro, pensar en subsidiar a un porcentaje de la población y lo más importante, dejar atrás los colores políticos de cada casa edilicia y pensar que esta puede ser no solo una señal clara contra la contaminación, sino además una respuesta de las regiones al centralismo del que tanto reclamamos.