El trastocado fin del binominal
Finalmente, la sala de la Cámara de Diputados votó favorablemente el proyecto que cambia el actual sistema electoral binominal por un sistema electoral proporcional inclusivo de elección de parlamentarios, el que busca lograr una mayor representatividad de los legisladores electos, terminando de esta manera con el duopolio de dos grandes bloques políticos.
Si bien el principal consenso es que el proyecto no resuelve en su totalidad los conflictos que el sistema binominal propició durante su vigencia (fue establecido en Chile para las elecciones parlamentarias de senadores y diputados, por la ley 18.799, del 26 de mayo de 1989, que modificó la ley orgánica constitucional sobre votaciones populares y escrutinios), su aprobación se dio en el contexto de una promesa de campaña tanto de la Presidenta Michelle Bachelet como de parlamentarios de la Nueva Mayoría.
El sistema proporcional inclusivo, según se ha dicho, 'mantiene criterios de igualdad política electoral, pero corrige la subrepresentación de regiones más pobladas'.
En muchos casos, las críticas al proyecto apuntan a las mismas bondades que dice propiciar. En cuanto a la mayor representatividad, con el sistema proporcional podrán resultar electos candidatos hasta con un 5% de los votos, lo cual a ojos del votante común no representa el mismo apoyo del que es electo por mayoría.
Otro aspecto es el aumento de parlamentarios. En la zona de Ñuble, se fusionan los Distritos 41, 42 y las comunas de Yumbel y Cabrero (del 45), que no necesariamente representan la misma identidad, por ejemplo en torno al proyecto de Ñuble Región. Los diputados, en vez de los dos actuales por distrito, serán 5 en total, lo cual eso sí romperá la hegemonía de los dos bloques imperantes. En cuanto a los senadores, no obstante, al ver aumentada su circunscripción electoral a toda la Región (también se elegirán 5 en el Bío Bío) tendrán mayores dificultades para representar a un número más amplio de electores, provocando como efecto directo fomentar aún más el descrédito por su labor legislativa.
El proyecto, finalmente, incentiva a una representatividad mayor del género femenino, cuya presencia hoy no supera el 16% en el Congreso Nacional. El nuevo sistema obliga a los partidos a no tener más de un 60% de candidatos de un mismo género, al mismo tiempo que se entregará un aporte fiscal de 500 UF al partido político por cada mujer que resulte electa.
Con todo lo anterior, aún no está del todo claro si el sistema logrará la representatividad deseada, pero por otro lado el país estaba pidiendo un cambio, luego de la última elección parlamentaria donde el binominal fue el blanco de las críticas. El proyecto todavía puede perfeccionarse en el Senado, por tanto de mejorar las inequidades que presenta, será la voz del elector quien deberá decidir por los mejores hombres y mujeres para el cargo.