Recientemente hemos asistido a una serie de declaraciones contradictorias entre autoridades económicas nacionales y extranjeras, sobre la evolución que experimentará la economía chilena. Partió la Presidenta Bachelet señalando que 'ya el 2016 vamos a estar retomando el ritmo normal,' entendiendo por esto la tasa de crecimiento potencial de la economía chilena. Este mensaje se transforma inmediatamente en señal de alerta para todos los ciudadanos que perciben, entonces, que este año será complejo, el próximo también y recién en 2016 habrá calma.
Difiere de esta visión Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), quien planteó que si bien la entidad bajará su pronóstico de crecimiento de la economía chilena para 2014 a una cifra menor que 3%, mantiene la expansión proyectada para 2015 en 4,1%. De igual forma un grupo de economistas del sector bancario opinó mayoritariamente que en 2014, el crecimiento de la economía chilena estaría entre 2 y 2,5%, pero que en 2015, se situaría entre 3 y 4%. Ese repunte sería liderado por la recuperación de la inversión, la cual crecería a tasas superiores al 5 y cercanas al 7% en 2015.
Lo mismo el ministro de Hacienda quien compartió el diagnóstico de la desaceleración de la economía y que en los últimos cuatro meses las expectativas se han deteriorado, pero que la actividad mejorará en 2015.
Pareciera que la mayoría de los analistas espera que en la medida que el Banco Central siga disminuyendo la Tasa de Política Monetaria, esto se convierta en un incentivo a la actividad y que esa baja provoque sucesivos aumentos del tipo de cambio incentivando el aumento en las exportaciones.
La reactivación del sector exportador debiera traer aparejado un aumento de las decisiones de inversión en este, generándose un círculo virtuoso de aumento en la demanda, que a su vez haga repuntar el consumo. Al mismo tiempo, se ha dicho que si el Estado ejecuta adecuadamente su presupuesto de este año contribuirá con al menos un punto al crecimiento del PIB.
Tal parece que los chilenos han escuchado a los analistas y concuerdan en que esta es una desaceleración de corto plazo que no afectará mayormente su situación económica. Esto se refleja en una encuesta difundida ampliamente por estos días que revela que el 62,5% cree que la economía va a mantener o empeorar su bajo ritmo de crecimiento.
Sin embargo, cuando se les pregunta cómo ven su situación económica personal y familiar en dos años más, el 83,6% piensa que estará igual o mejor. Esto indica que la mayoría de la población confía en que la economía chilena sorteará esta desaceleración en el corto plazo lo cual se confirma porque, mayoritariamente, el 61% no teme perder el empleo a consecuencia de la desaceleración actual.
Decano