La meritocracia de la clase política
Gaetano Mosca, un sociólogo y político italiano, tuvo la idea de posicionar el concepto de 'clase política' en medio de un escenario , en que la movilización social iba en las últimas décadas del siglo XIX, en europa. La tesis de Mosca no era compleja. Apuntaba a que las sociedades medianamente desarrolladas llegaban a un modelo que diferenciaba a gobernantes de gobernados, donde los primeros claramente ostentaban el poder, tenían privilegios propios que daba el poder y, por supuesto, correspondían a la minoría de la sociedad. Por el contrario, los gobernados pese a ser mayoría, eran dirigidos por los primeros, avalados por un marco legal que, por cierto, debía asegurar que éstos últimos alcanzaran medios de subsistencia adecuados. Claramente los postulados de Mosca no eran compartidos por aquel profesor que se esmeraba en derribar el concepto que un grupo de estudiantes de periodismo acuñábamos en el día a día. Claro, no menor era que este docente era parte del primer grupo que describía Mosca, aquel que ejercía el poder desde el parlamento. Y algo, de cierto deben tener los postulados del sociólogo italiano, cuando miramos a nuestro alrededor. El senador de gobierno casado con una subsecretaria o con una asesora del Minsal, o el diputado cuyo hijo se convierte en encargado de seguridad de la región, o incluso verdaderos 'clanes familiares' que extienden sus tentáculos por las distintas reparticiones del aparataje público dependiendo del gobierno de turno. Ante la primera acusación de un posible nepotismo, levantarán la bandera de la meritocracia, de que los logros y trayectoria hablan por sí solos o incluso que sus familiares ganarían mucho más en el sector privado pero el llamado del servicio público no podía ser rechazado. Otros, apuntarán a que fueron cargos elegidos por concursos públicos. En fin, justificaciones habrá muchas y pese a que no hay nada irregular en que esto ocurra, es un elemento más que profundiza el descrédito de la política y el bajo interés de participación en actos eleccionarios, pese al escozor que puede provocar en aquellos que integran esta 'clase política'.