Vecinos de Libertad Oriente en pie de guerra contra fábrica cecinera
Chillán. Empresa fue clausurada por funcionar sin patente municipal y existe una denuncia en el Juzgado de Policía Civil por ruidos molestos y malos olores.
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Olores nauseabundos, moscas, ratones y constantes ruidos molestos han debido soportar, por casi 8 años, 24 vecinos del sector de Libertad Oriente. La fábrica de cecinas que se ubica en este barrio, sería a juicio de los residentes, la causante de todos sus problemas.
"Esto siempre ha sido un barrio residencial. Nosotros llevamos viviendo 18 años en este lugar, por lo que llegamos antes que se instalara la fábrica de cecinas, la que solo nos ha traído malos ratos, porque debemos soportar los ruidos de sus motores, desde las 5 de la mañana en adelante y a eso se le suma que no podemos tener las ventanas abiertas de las casas, por los malos olores que salen de ésta. Además, dos veces a la semana quedan desperdicios de animales, ya que el olor que sale es como a pluma quemada. Es horrible", afirmó Javier Troncoso, cuya casa colinda con la fábrica. El malestar de los vecinos, producto de los olores y ruidos, pudo más que la paciencia y a principios de este año comenzaron a reunir firmas, con el objeto de sacar a la empresa del sector, dado que los motores de la fábrica funcionaban las 24 horas del día.
"Enviamos una solicitud a la Autoridad sanitaria de Ñuble, para que fiscalizaran lo que sucedía en la fábrica e increíblemente cada vez que venían a inspeccionar los motores de la empresa paraban o funcionaban al mínimo, era como si les avisaran que vendrían para acá, es como si hicieran una mofa de esto", aseguró Javier Troncoso.
Sin embargo, en mayo las observaciones que arrojaron desde la delegación provincial apuntaron que efectivamente durante la medición de ruidos se comprobó que la empresa superaba la norma, por lo que se citaría al representante a declarar, para dar inicio a un sumario sanitario.
La respuesta, desde la Autoridad sanitaria, a los vecinos aseguraba que se seguiría fiscalizando con la finalidad de prevenir situaciones sanitarias ambientales que pongan en riesgo la salud y vida de la personas. "Lo que nosotros exigimos es que la fábrica desaparezca porque es un sector residencial y no industrial y no tiene que existir aquí. Es así de simple. He hablado de esto con el alcalde, administrador municipal y algunos concejales y no han hecho nada, acá todo sigue igual. Los vecinos pedimos que se intervengan porque somos nosotros los que la pasamos mal", reclamó Troncoso.
Paralela a las denuncias ante la Autoridad Sanitaria, los vecinos también han solicitado la fiscalización municipal en la que se comprobó que la fábrica funcionaba sin patente municipal, situación que originó el cierre del recinto, según antecedentes entregados por los propios vecinos. A los días de clausurada la empresa, los afectados se dieron cuenta que esta seguía funcionando y carabineros llegó al lugar y comprobó que los sellos de clausura estaban rotos, lo que generó que este caso llegara a tribunales. "Además de lo que se ha hecho, el año pasado era tanto que no se podía dormir, llamé a carabineros y esto se llevó al Segundo Juzgado de Policía Local y tuvimos un careo con el propietario y él quedó en cerrar el lugar donde estaban sus motores y parar las máquinas a las 11 de la noche y comenzaran a funcionar a las 7 de mañana. Nada se cumplió", confirmó Solange Garrido, vecina del lugar.
Otro de los incidentes que ha generado pesadumbre entre los pobladores, fue cuando uno de los sistemas de refrigeración, de la fábrica, falló. "Hubo una hediondez de un mes más o menos. Con sus quemas que son dos veces a la semana uno ni siquiera puede tender la ropa. Las moscas son una invasión al igual que los ratones", explicó Solange Garrido.
Los vecinos cansados, ante la quietud municipal, enviaron una carta al alcalde el 18 de mayo, en la que expusieron los antecedentes sobre el funcionamiento de la empresa y todas las molestias que deben soportar. En la misiva también le exigieron que no otorgara ningún tipo de patente, ya que el sector era un barrio residencial y no industrial.
En tanto, el 2 de septiembre la unidad de seguridad alimentaria de la Autoridad Sanitaria le notificó al municipio que el establecimiento contaba con resolución sanitaria, la que permitía que funcionara como fábrica de cecinas, documento que a su vez permitió que le dieran patente provisoria hasta fin de año.
"No me cabe en la cabeza que tuvieran esa fábrica sin patente y la clausuraron, y después le dieron una patente provisoria, siendo que ya habíamos solicitado que no se les diera. Este es un sector residencial y así aparece en el mapa de la municipalidad, por lo tanto no entiendo cómo le dan patente o permiso para que exista una inmensa fabrica, porque no es algo pequeño, es una industria, que funciona día y noche", recalcó Solange Garrido.
a concejo
La incomodidad en la que viven los vecinos del sector de Libertad Oriente, fue presentada en mayo por el concejal Joseph Careaga, quien realizó una presentación con fotos y requerimientos que se habían presentado ante la Autoridad Sanitaria.
"Es lamentable que se afecte el buen vivir de los vecinos, porque son una comunidad tranquila y nunca han tenido problemas con la comunidad, salvo este lunar que es la fábrica de cecinas, que está en este sector, y este es un tema que lo he presentado varias veces en el concejo. La dirección de inspección ha concurrido a cerrar la fábrica y esta estuvo cerrada uno o a lo más dos días", aseveró Joseph Careaga.
Todo bajo regla
En relación al tema de las patentes, según la información que tiene la empresa, en la propiedad había tres patentes: una de carnicería, otra de pescadería y de fábrica de cecinas. Previo a la inspección municipal se habría dado de baja, por error, la última de ellas y por eso se clausuró. "Hay un mal entendido porque se dio de baja unas patentes que tenía hace mucho tiempo atrás. Hay una equivocación en la municipalidad, en vez de darme de baja la de carnicería y pescadería me dieron de baja la de la fábrica y eso ya está solucionado, siempre se ha funcionado con patente y se cancelaron las que estaban atrasadas", recalcó Alfredo Parra.
En tanto, la resolución que se maneja dentro de la fábrica data de 1978.
"Si hubiera tenido malos olores ya me habría cerrado sanidad, ya que no permite que funcione en malas condiciones la fábrica. Creo que ahí están faltando a la verdad los vecinos. Si la municipalidad me autoriza a trabajar en este sector por algo lo hace, porque cuando ellos llegaron al barrio estaban consciente que la fábrica estaba ahí, porque yo llegué antes al barrio. Yo casi nací ahí, tengo 65 años. Cuando llegué, el vecino más cercano era del taller y ahora se pobló", aseguró el empresario de cecinas.
Si bien es imposible disminuir los ruidos de los motores en un 100%, desde la fábrica aseguraron que estos bajarán considerablemente con la instalación de paneles de poliuretano inyectado.
"Con respecto a los ruidos, he hecho inversión para que sean los mínimos, podría cooperar poniendo paneles y lo tengo planificado y están pedidos, pero no han llegado. No estoy cerrado a cualquier advenimiento de buena convivencia con los vecinos", concluyó Parra.