Muchos han querido ver y han criticado al colegio en el que estudiaron, pensando que el colegio era "perfecto", amigos: la perfección sólo en Dios y en el cielo. Si reconocen esta verdad se darán cuenta que muchas veces han exigido más de lo que incluso han dado. Sin darse cuenta que el todo se forma por las partes; fueron parte de un todo que se llamaba Colegio.
Les guste o no les guste han pasado varios años en esa institución. Ahora a punto de partir, creo que surgen sentimientos encontrados al dejar el colegio: es natural estar cansados y "chatos" del colegio, creo que es lo normal y natural.
Vuestra edad y madurez está para vivir en la realidad y es hora de dejar el nido familiar del colegio para volar. Pero a pesar de los cansancios y aburrimientos es también el momento de asumir que echarán de menos el colegio, a los compañeros y hasta a los profesores.
Cómo no extrañar el patio, los pasillos, los festivales, los aniversarios, si en esos pasillos han llorado y reído. En esos pasillos y en esas salas han crecido, se han enamorado, han peleado y muchas veces simplemente caminaron. La gratitud nos hace hombres y mujeres sanos, agradecidos por qué incluso de lo malo uno ha sido capaz de aprender. Para muchos ya se acabó el uniforme y pasar por el colegio les dejó herramientas para ser líderes, es decir, tener y reconocer un espíritu libre. El liderazgo les exige creatividad y la creatividad es asumir la libertad para buscar soluciones e innovar. Es por eso que el espíritu crítico, es tan necesario.
Han sido educados para criticar, trasformar para tener opinión y defender vuestras ideas. Jóvenes pensantes, cuestionadores, con espíritu de rebelión y revolución tan necesarias para construir, sumar y no restar. Inteligentes para solucionar problemas y lo que más me gusta es la fuerte carga afectiva de estas nuevas generaciones, los jóvenes son amistosos y de un trato familiar con la que han vivido tantos años en el colegio.
El éxito lo alcanzarán no sólo desarrollando el coeficiente intelectual sino por sobre todo integrando el coeficiente emocional para compartir, liderar y comprometer a otros. No olviden el trato amistoso de lo compartido y proyectarlo a donde vayan. Lleven esas ilusiones y ese compañerismo a donde vayan, vuelen alto y con fe engendren el futuro que se construye con los actos del presente.
Pbro. Alejandro Cid Marchant