Indignados de Chillán
Les comentaba el viernes pasado, en esta misma columna, que un profesor chillanejo de enseñanza básica, Rodrigo Lagno, había manifestado en las redes sociales su indignación por los casos de corrupción que nos afectan a nivel nacional. Pues, ahora les cuento que esa queja pública de un docente sencillo, ha crecido enormemente, demostrando que el sentimiento ciudadano de Rodrigo, es el de muchísimos chilenos.
La corrupción es un mal que está globalizado, y que afecta en la actualidad a las sociedades, protagonizada por los inescrupulosos que se aprovechan de los resquicios de la democracia para enriquecerse en forma rápida y a costa de los demás. Es una manzana podrida que si no se le para en seco, pudre todo el cajón.
Los noticiarios de cada día están repletos de casos de corrupción en nuestro país. En el mundo de la política y en el de los negocios. Ambos se vinculan, se entremezclan y se retroalimentan mediante sistemas sofisticados de encubrimientos y complicidades.
Pero hay que ser justos: no son todos los políticos ni todos los empresarios. Son sólo algunos sinvergüenzas que enlodan la actividad, aprovechándose de cualquier elemento que les de ventajas. Información, dinero, influencias…en fin, resquicios por donde colarse, como las ratas, en el entramado del poder.
Y estamos cansados de aquello. Los ciudadanos no somos manadas de borregos que siguen al macho que lleva el cencerro colgando de su cogote. Somos personas con inteligencia suficiente como para despertar del letargo y alzar la voz de la indignación, denunciando a los corruptos y exigiendo su extirpación desde el entramado social.
Somos mucho más que un voto cada cierto tiempo. Somos ciudadanos capaces de denunciar y exigir lo que el derecho nos otorga. Garantes de la democracia.
Chillán es una ciudad tranquila. Capital de provincia a punto de convertirse en Región, dispuesta a asumir aquel estatus con dignidad y grandeza. Y su gente, del mismo modo, también es capaz de levantarse y gritar su indignación ante el daño que se le hace a Chile, a su pueblo y a su Historia.
Por eso, me sumo con decisión a la convocatoria de una "marcha blanca" en contra de la corrupción que nos agobia y nos ofende. Acción masiva a realizarse el sábado 21, a las 10 horas, en la Plaza de Armas de Chillán. E invito a participar -con camisas blancas y banderas chilenas- a la gente de bien que repleta barrios y poblaciones, campos y poblados, con el fin de convertir esa marcha blanca en un hito que despierte las conciencias de todos los chilenos.
Miguel Ángel San Martín