Lento avance de la igualdad de género
Más de cien años se conmemoran mañana, 8 de Marzo, de la larga lucha que han dado las mujeres por reivindicar sus derechos, entre los cuales el más importante es la igualdad de género. En 1911 comenzó esta batalla que ha dejado muchas heroínas en el camino, y que comenzó por exigir la igualdad en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona.
En Chile, desde la década del 20' que se dio una lucha social por conseguir el voto femenino, el que primero se concedió en 1935 para las elecciones municipales y luego en 1949 para las elecciones presidenciales y parlamentarias. En la actualidad, esta defensa de los derechos de género no ha culminado. Sin duda que un gran salto significó la elección de Michelle Bachelet Jeria como primera presidenta de Chile, cuyo primer mandato lo inició el 11 de marzo de 2006. Desde entonces se ha repetido esta tendencia en otros países del continente y del mundo.
Durante su actual mandato, la presidenta Bachelet impulsó, conjuntamente con la reforma al Sistema Binominal por uno Proporcional, la llamada Ley de Cuotas, norma que obliga a los partidos políticos a presentar listas de candidatos equilibradas donde ningún sexo supere el 60% de los postulantes.
Hasta el momento, pese al aumento de la presencia de mujeres en cargos públicos, éstas no alcanzan el 20% de parlamentarios, ubicando a Chile como uno de los países con menor representación femenina en la región. La ley de cuotas, según otras experiencias latinoamericanas, ha permitido aumentar el número de mujeres en cargos de elección popular, en más de un 25%.
Otras tareas pendientes son, sin lugar a dudas, las que equiparan las remuneraciones de hombres y mujeres en ocupación de un mismo cargo, ya sea en el mundo público o privado. En la década de los 60', según un Informa del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD 2010), las mujeres en Chile ganaban la mitad que los hombres.
El año 2009 se promulgó la ley 20.348, que mo¬dificó el Código del Trabajo afirmando el derecho de no discriminación salarial basada en el género. Es decir, estipulando que a iguales funciones una mujer y un hombre deben ganar el mismo sueldo o salario.
Ese mismo año, la Encuesta Suplementaria de Ingresos del INE mostró que la brecha entre salarios de hombres y mujeres era de un 12,7%. No obstante, esa separación se acentuó por nivel educacional (hasta un 37,4% en nivel universitario de postgrado) y a medida que se incrementa el nivel de ingresos.
En consecuencia, a más de 100 años del inicio de la lucha por la igualdad de género, las mujeres siguen dando pasos por concretar este anhelo. El apoyo del gobierno en capacitación sin duda es clave, pero también el avance de la legislación en la materia sigue siendo vital en este logro.