Cuando en la vida las personas se proponen una meta y lo hacen con ganas, convicción, fe y esperanza, todo pareciera que resulta más fácil.
Y todo lo anterior lo dejó claramente demostrado en el clasificatorio de Curicó, Juan Luis Martínez Fischer (36), quien logró el objetivo que se había propuesto, para el que se tenía mucha confianza: llegar a Rancagua con las dos colleras que participó.
Pero esa meta es sólo parcial, hay otros anhelos mayores. "Estoy muy contento, se logró el objetivo que nos habíamos propuesto después de completar, ahora hay que esperar Rancagua para poder llegar a la final, que es lo que uno tiene que buscar", reconoce Martínez.
- La verdad que sí, iba con esa meta. A veces no resulta, es lo mismo que me he propuesto ahora para el Nacional, llegar con las dos a la final, si resulta, súper bien, y si no, por falta de empeño no será.
- Ha sido a conciencia, y cuando las cosas se hacen bien y con ganas, tienen que resultar.
- Esta es la séptima vez que estaré en un Nacional, antes estuve con mi hermano, con Héctor Carrasco, con mi cuñado Gerardo García, con Nibaldo López y ahora lo haré con Nicolás Grez y Benjamín Lama.
- Como jinete me siento mucho más preparado que cuando llegué a correr esas finales, ahora me siento más maduro corriendo, antes estaba partiendo, había menos experiencia, ahora me siento bien corriendo, no tengo dudas en las cosas que estoy haciendo, y por eso resultan.
- Tienen que haber otros, pero la idea es tener la constancia en esto. Yo estuve dos años sin llegar a los clasificatorios, después de 12 a 13 años seguidos, y eso me dolió mucho, así es que este año estaba con todas las ganas, y sigo con todas las ganas de poder llegar lo más lejos posible.
- Muy felices, mi papá contento porque nos vio correr, aunque a él le gusta más que corramos los caballos de nosotros, los que son nuevos, pero esta temporada los sacaremos a correr más firmes, y es de esperar que den los frutos que queremos, mi señora me acompaña a todos lados, y lo disfruta porque me ve contento.
-Bueno, allá llegan las mejores colleras, y el que llegó a Rancagua tiene el mismo mérito de cualquiera, allá hay que llegar lo mejor preparado posible para tratar de estar el domingo, que es lo que yo quiero.