Alarma en vecinos de Llollinco
Una alarmante realidad dejaron en evidencia los resultados del informe encargado por el municipio de Chillán Viejo y el Colegio Médico, que se preocupó de analizar la concentración de metales en el agua y sedimentos extraídos desde puntos cercanos al vertedero de residuos industriales Ecobío. Las muestras tomadas, en diciembre pasado, fueron sometidas a estudios analíticos en los laboratorios del Centro Nacional de Medio Ambiente de la Universidad de Chile. Las sospechas sobre una peligrosa concentración de mentales en pozos y aprensiones de los vecinos de Llollinco, sector aledaño al relleno, simplemente se confirmaron con los datos dados a conocer ayer por las autoridades. De esta forma, se estableció la presencia de 0,045 mg/l de arsénico en uno de los pozos analizados, cifra considerablemente superior a la norma permitida en el país, que establece como parámetro máximo 0,01 mg/l del material. En el caso del manganeso, se detectó 0,731mg/l, cuando la norma solo permite una concentración de 0,1mg/l. Presencia de metales que peligrosamente pueden afectar la condición de salud no solo de menores de edad que puedan consumir agua de estos pozos contaminados, sino también de mujeres embarazadas cuyos efectos también tocarían a sus hijos que están por nacer. Una vez más la voz ciudadana, a la luz de la ciencia, tenía razón y a partir de ahora será rol de las autoridades actuar a contrareloj y tomar medidas severas que terminen por dar seguridad a la población. Por lo pronto, el informe dado a conocer por el Colegio Médico de Ñuble será derivado a la Superintendencia de MedioAmbiente. Sin embargo, y más allá de los sumarios evacuados por las autoridades regionales, el cuestionado relleno seguirá operando, vertiendo líquidos en el sector de Llollinco y acentuando aún más la preocupación de los vecinos que han debido esperar por meses ser considerados por quienes deben simplemente asegurar su derecho a vivir en un ambiente limpio y sano. Es de esperar, como suele ocurrir, que el centralismo no vuelva a operar y que las autoridades centrales tomen rápidamente cartas en el asunto, teniendo presente que Santiago no es Chile.