Luego que fuera el propio conquistador Pedro de Valdivia quien pidiera al rey de España enviar los primeros viñedos para plantar en el nuevo territorio de Chile, durante el siglo XVI, sacerdotes jesuitas se instalaron en el sector sur de Portezuelo, a 38 kilómetros de Chillán, y aprovecharon sus características climáticas para las primeras plantaciones de cepas de uva española para producir vino, inicialmente destinados para la ceremonia de la misa católica.
Han transcurrido 500 años de su llegada y hoy Chile se ha convertido en el cuarto exportador mundial de mostos, con envíos a 134 mercados de todo el orbe. La producción nacional alcanzó en 2015 a 1.287 millones de litros, prácticamente el doble de lo que se producía el año 2000.
Así lo destacó ayer la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, al instaurar oficialmente el 4 de septiembre como el Día Nacional del Vino y destacar de esta manera la enorme e histórica tradición viñatera del país y que tuvo su corazón en la zona de Ñuble.
Hoy no solamente Portezuelo, también el Valle del Sol (Quillón y Bulnes), Ránquil y hasta Cobquecura siguen aprovechando la diferencia entre las temperaturas del día y la noche, de cordillera a mar, para producir los mejores vinos de la zona e incluso rescatando las primeras cepas traídas por los jesuitas españoles hace 500 años.
Y así también, con el debido apoyo tecnológico y enológico, el apoyo del Estado a los pequeños y medianos productores y el tesón de ellos para sobreponerse a los vaivenes del rubro, nuevos productos van naciendo, como los espumantes de Ránquil, el terroir sonoro de Cato que van innovando el mercado.
La meta que se ha trazado el gobierno es lograr superar los actuales 1.800 millones de dólares de exportación, y llegar a los 3.000 millones de dólares al año 2020.
Un aspecto importante para elevar la categoría de los productos locales lo constituye la denominación de origen. Hasta hoy la denominación de origen del Valle del Itata está reservada solo para las cepas finas, como Cabernet Sauvignon, Chardonnay, Merlot, Carmenere o Pinot Noir, sin embargo a principios de año el director nacional del SAG, Ángel Sartori, anunció la modificación del Decreto 464, que incluirá en el listado del artículo 3 las cepas tradicionales País, Cinsault y Moscatel, de tal manera que las actuales cepas estrella del sector salgan al mundo con marca del Valle del Itata y de la nueva Región del Ñuble. Sin duda será un gran salto para la zona.