Presidenciables
En un escenario de crisis política que adelantó la discusión presidencial, aún cuando la primera gran prueba electoral será la elección municipal del año próximo, Edwards apunta a los ex Presidentes Ricardo Lagos y Sebastián Piñera, quienes han sido puestos en esa carrera. "Ambos son figuras importantes y emblemáticas. La pregunta, en caso de quienes sean los candidatos, es cómo van a encantar a la juventud. Cómo convencerlos que son las personas adecuadas para llevar al país de lleno al siglo 21", dijo el economista.
Sebastián Edwards, economista y académico, evalúa la acción del Gobierno:
"La ciudadanía se pregunta:
'Y esta gente, ¿sabrá
lo que está haciendo?'"
El experto afirma que La Moneda debe contratar una consultora en gestión internacional que diseñe un plan de gestión, le pone nota "3" a las reformas y advierte que la reforma laboral no encara la realidad actual del mundo del trabajo.
Mauricio Mondaca L. mmondacal@mediosregionales.cl
Una fuerte desaceleración pero no una crisis grave es lo que, según el economista Sebastián Edwards, vive la economía chilena en la actualidad. El contexto de datos que él maneja da pie para que, en esta entrevista, el doctor en Economía por la Universidad de Chicago y autor de varios libros desglose la labor de un Gobierno que, afirma, se ha caracterizado por mucho ímpetu, pero "mala implementación" de medidas.
Académico titular de la cátedra Henry Ford II de Economía Internacional en UCLA, Edwards recalca que el Gobierno no debe ser "rehén" de su propio programa y asume que el liderazgo de la Presidenta Bachelet "vive un momento delicado".
- ¿Cuál es, en su opinión, el escenario económico que enfrenta Chile? ¿Está el país viviendo una crisis?
- Chile está sufriendo una fuerte desaceleración, pero no una crisis grave. Hay menos creación de empleo y los salarios aumentarán en forma más lenta. También hay una inflación rebelde y un mayor tipo de cambio. Todo lo anterior repercute negativamente en el bienestar de la población. De ahí el malestar y el desencanto de la gente. La gente está definitivamente preocupada.
- ¿Qué efectos tendrá la tendencia del dólar en este escenario?
- El precio del dólar ha sufrido mucho, y aún le queda un poco más por subir. Esto se debe especialmente a que el dólar ha subido con respecto a todas las monedas del mundo, se ha fortalecido fuertemente en le contexto global. Esto por una serie de razones: fuertes aumentos de productividad en EE.UU., una mejora de los términos de intercambio en ese país (especialmente por el desplome del petróleo), y las perspectivas que la Reserva Federal suba la tasa de interés. Es importante notar que desde un punto de vista conceptual, y para efectos de política, un "dólar fuerte" no es lo mismo que un "peso débil". Lo último es producto de un Banco Central permisivo y poco responsable. Ese no es nuestro caso. Al contrario, tenemos un gran Banco Central.
- ¿Está Chile muy expuesto a los eventos en China?
- Chile es, en lo esencial, un exportador de commodities. Si su precio cae, Chile se ve perjudicado. Eso es lo que está pasando, China está terminando el súper ciclo de crecimiento espectacular. Está pasando a un crecimiento muy bueno, pero moderado, en torno del 5%. Esto es malo para Chile, vendemos nuestros productos a menores precios. Lo interesante es que todo esto era completamente predecible, es algo que muchos economistas dijimos por mucho tiempo. Solo debieran sorprenderse quienes se creyeron un cuento rosa de crecimiento chino para siempre.
- ¿Cuál es la real magnitud de los problemas de la economía China?
- Con el éxito han subido los salarios, lo que los hace menos competitivos y exportan menos. Como exportan menos, importan menos. Las compañías y familias están muy endeudadas, y hay una gran burbuja inmobiliaria. Esos son problemas inmediatos. En el más largo plazo hay dos muy serios: una gran desigualdad regional, con las costas muy ricas y el interior muy pobre. Además, las pymes -que son el corazón de la economía- tienen un problema serio de sucesión. Los dueños tienen un hijo, que emigró a Canadá o Estados Unidos y no quiere regresar a hacerse cargo de la empresa. Van a ser empresas descabezadas.
- ¿Piensa que el Gobierno está tomando las medidas adecuadas? ¿Qué cosas debiera hacer?
- Este ha sido un Gobierno de mucho ímpetu y entusiasmo en las grandes ideas, y muy mala implementación en la práctica. La propuesta es impecable: un país moderno, inclusivo y tolerante; un país con buena educación y menor desigualdad. Pero prácticamente todos los pasos concretos han sido incorrectos. Sacan nota siete en voluntad y reprueban en implementación. ¿Qué hacer? Muy fácil: contratar a una gran consultora en gestión a nivel internacional -McKinsey, por nombrar una-, que les diseñe un plan de gestión, con prioridades, caminos críticos, tiempos de ejecución, requerimientos cruzados y todo eso. De lo contrario van a seguir de tumbo en tumbo, perdiendo popularidad y sembrando incertidumbres y mala voluntad.
- ¿Cuál es su evaluación de lo que ha realizado hasta ahora el ministro Rodrigo Valdés?
- Una labor difícil y acertada. Ha intentado calmar las aguas y poner orden. No ha sido fácil, pero lo va logrando. Lo importante es cómo sale el proyecto de reforma laboral, en el que tiene una responsabilidad importante. Es esencial que sea un plan moderno, que guíe las relaciones laborales en el siglo 21, y no un proyecto cargado de nostalgia que quiere volver a un mundo que ya no existe.
- ¿Piensa que la conducción de Valdés ha marcado un cambio de rumbo y que apunta en la dirección de "generar más confianzas", como han solicitado algunos sectores?
- Sí, va en esa dirección, y va bien. Buen ritmo y solidez del timón.
- Ahora que la discusión de la reforma laboral ha pasado a una nueva fase de su tramitación legislativa, ¿cuáles cree que podrían ser sus alcances? ¿Es, en su opinión, una buena reforma?
- El tema es este. Las negociaciones deben ser ágiles y expeditas. Son un proceso en el que las partes hacen propuestas que el otro participante aprueba o rechaza. Un sistema moderno está organizado de modo de incentivar acuerdos rápidos. Alargar artificialmente el conflicto debe tener consecuencias para quien lo prolonga sin razón. Este proyecto ignora estos principios elementales, de escuela primaria. Además, es un proyecto muy siglo 20. No toma para nada en cuenta el futuro del mercado laboral, los cambios tecnológicos que se vienen, la fragilidad de las cadenas de producción, la tecnología futura. Está pensado con la factoría del siglo 20 en la mente, cuando lo que viene es un gran laboratorio automatizado. Es un mal proyecto. Fue malo desde el principio, lo que es una lástima.
- Algunos sectores de la oposición y de la propia Nueva Mayoría han criticado una supuesta falencia técnica en algunas de las reformas del Gobierno, por ejemplo en los ámbitos tributario y educacional. ¿Comparte esa crítica? Si es así, ¿cuáles cree que han sido las principales deficiencias?
- Como dije, han sido pobremente ejecutados. Se han empezado por donde había que terminar y se han tomado decisiones que complican las cosas enormemente, como los dos regímenes en la reforma tributaria. O empezar con la gratuidad educativa en vez de hacerlo por el fortalecimiento de la educación pública. Errores sucesivos que minan la confianza. La ciudadanía se pregunta: "Y esta gente, ¿sabrá lo que está haciendo?".
- ¿Qué opinión tiene, en general, de la conducción del Gobierno?
- Como dije, un siete en objetivos y metas y un tres o peor en ejecución. Sueños frustrados, eso es. Y no tenía por qué haber sido así.
- ¿Piensa que este Gobierno puede concluir sin completar algunas de las reformas que ofreció en su programa? ¿Qué implica eso para el futuro de la Nueva Mayoría?
- Uno de los grandes errores (una falacia muy dañina) es terminar siendo rehén de un programa. Más aún si es un documento mal redactado, increíblemente ambicioso, e imposible de hacer en cuatro años. Los programas son expresiones de voluntad, son una narrativa que reflejan el temperamento y la visión del candidato. Si las circunstancias cambian y aparece una tormenta, un buen timonel ajusta la ruta.
- ¿Qué mirada tiene respecto de la conducción de la Presidenta Bachelet? ¿Cómo aprecia el momento político que vive ella?
- Vive un momento delicado. Como dije, no tenía por qué haber sido así. Más aún, todavía es posible rectificar el camino, ir más lento y con mayor parsimonia.
- ¿Chile se ha alejado de su meta de convertirse en un país desarrollado? ¿Por qué?
- Chile está en el umbral del desarrollo. Lo que necesita es un pequeño empujón, un aliento de modernidad. Este Gobierno trató de moverse con una estampida. Cualquier analista medianamente informado hubiera dicho que no iba a resultar.
- Usted se encuentra preparando sus memorias. ¿En qué ha cambiado el país en que nació respecto del Chile actual? ¿Es un lugar mejor?
- Chile es, sin duda, un país mejor. Hay más espacios, más libertad, mas esperanza y ámbitos de movimiento. Pero Chile aún no es un país moderno. Nos falta mucho.
Para edwards, la labor del ministro de hacienda, rodrigo valdés, ha sido "difícil y acertada (...) Ha intentado calmar las aguas y poner orden".
Ricardo Abarca