El escenario de desaceleración de la economía interna, motivado por factores como la caída en el precio del cobre y con ello la depreciación del peso frente al dólar, ha sido una de las mayores complicaciones con que se ha encontrado el gobierno para sacar adelante sus compromisos de campaña. Un efecto directo fue que la gratuidad en la educación tendrá en 2016 un alcance menor al esperado, como asimismo el cronograma de construcción de hospitales terminó siendo menos ambicioso de lo prometido al inicio de la gestión de la Presidenta Bachelet, algo que Chillán palpó directamente con el proyecto del Hospital San Juan de Dios, el que recién podría iniciar obras en el año 2018.
Y pese a las estimaciones de una posible recuperación para el 2016, nuevos indicadores sectoriales dan cuenta que ello se ve más lejano, y que el próximo será un año con un crecimiento exiguo.
Ayer, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) presentó su "Balance 2015-Proyecciones 2016", a partir de los datos de su informe Macroeconomía y Construcción (MACh), el cual arrojaría que el próximo año no sería positivo para este sector que cerraría este año con una caída de 0,6% en doce meses -la cifra más baja desde 2009-, mientras que las expectativas para el 2016 arrojan una variación prácticamente nula, de 0,1% anual. De acuerdo a la CCHC, las explicaciones para esta caída del sector están en "el débil comportamiento de la economía, con una caída de la inversión en infraestructura de 2% anual". En tanto que entre las razones para la baja proyección venidera aparecen el menor gasto público esperado en infraestructura y la elevada incertidumbre en torno a la materialización de los proyectos de inversión en el sector energía.
Siguiendo con este panorama, en la pasada jornada, el Banco Santander Chile también ajustó a la baja su previsión de crecimiento para la economía chilena, la que auguran que no superará 2,0% en 2016, e inclusive la supeditan a que no se mantenga la caída en el precio del cobre. Un aspecto preocupante, que resalta esta entidad, es el menor impacto que la desaceleración ha tenido en el empleo, sostenido -según afirman- por la contratación en el sector público en 2014 y al pequeño boom de la construcción habitacional en 2015, vinculado al futuro cobro del IVA. Sin embargo, tomando en cuenta las proyecciones mismas del sector Construcción, al no existir este factor en 2016, es dable pensar que la desocupación enfrentará momentos aún más complejos y difíciles para el país, de no mediar un reimpulso de la inversión pública, por ejemplo con la puesta en marcha de proyectos de inversión pública como la construcción del Embalse Punilla.