La Academia Chilena de la Lengua publicó "640 frases que caracterizan a los chilenos". Su título ahorra explicaciones. Lo que llama la atención es la afición nacional a la zoolalia, es decir la aplicación de la zoología en nuestra habla diaria. El ejemplo es un clásico, que usa desde hace más de medio siglo: "Oye, gallo, ¿por qué no hacemos una vaca, nos compramos una burra, sacamos a pasear unas cabras y lo pasamos chancho?". El tema comienza en la infancia, etapa estudiantil. El niño que no entiende algo es (o era) calificado como burro. El porfiado, "terco como mula".
El infante se convierte en adolescente, se toma sus primeros tragos y anda "curado como tenca". Si crece pronto, su padre orgulloso proclama que "es un torito", o lo presenta como "hijo de tigre". También se habla de "cocido como piojo". A los galanes juveniles insistentes se les llama "jotes. Una denominación individual es "picaflor". El que huye de algo, "se echa a volar", como si se tratara de un sucesor de Ícaro y Dédalo. Lo mismo ocurre con "echarse el pollo".
Los que llegan a la adultez pasan automáticamente a ser "gallos". Si no son recios, la gente los compadece habla de "pobre gallo", nombre de una teleserie que se transmite en estos días. El buena persona, invariablemente será definido como "buen gallo". A las personas se carácter fuerte se les define como "acaballadas". Cuando uno se taima, se aburre o se cabrea, simplemente "se le echa la yegua". Cuando la gente se enoja, "se enyegüece". Los que esquivan trabajar durante la jornada "corren el zorro". Por contraste, a los que aplican mucha intensidad a su labor se les conoce como "aperrados". De aquellos que hacen las cosas lentamente, se dice que "trabajan a paso de tortuga". Los que se apuran, son "liebres". Los flojos son rápidamente calificados como "gatos de chalet", porque lo que único que buscan es pasar acostados todo el día.
Se habla de "marca chancho" al mencionar productos de etiqueta desconocida. Lo que pocos saben es que, entre los primeros cigarrillos chilenos existió la marca "Chancho", que obviamente exhibían un cerdo en las cajetillas. Los puristas de la lengua advierten que estos términos, en su gran mayoría, sólo se entienden en Chile. Pero los modismos existen en todos los países. De ahí que ya se habla de un futuro diccionario hispanoamericano sobre la materia. ¡A ver si rugimos como leones mediante el buen uso del lenguaje!
Raúl Rojas, Periodista y académico.