Hacía años que no lo veíamos, hasta que un día cercano a Navidad, nos encontramos en una calle céntrica de Chillán. Él es el profesor Osvaldo Muñoz Zambrano, quien fue rector o Vicerrector del Liceo de Hombres "Narciso Tondreau".
De improviso se hizo presente el gobierno militar y el profesor recién instalado como directivo debió dejar su cargo. ¡Tiempos aquellos! ¡Cómo para no recordarlos! Don Osvaldo quedaba así sin trabajo. Es fácil imaginarnos el momento, sobre todo aquellos que sufrimos tales exoneraciones.
Lo que él hizo fue irse a Santiago y estudiar junto a su familia, "de qué modo enfrentamos la vida". La fórmula surgió. Lo conocí muchos años después, cuando pasando por la Plaza de Armas, le servía como lugar de trabajo. Allí exhibía algunas piezas de artesanías hechas por sus manos e ideadas por su capacidad creativa. Con tranquila serenidad me contó cómo estaba enfrentando su nueva situación. Era la suya una fórmula atractiva y novedosa. Conocí en esa época, a principios de los ochenta, a otros amigos, que ante tal contingencia asumieron otros compromisos, como el que adoptó un colega de la Escuela Normal de Valdivia, quien se propuso con su esposa, hacer empanadas e irlas a vender a un estadio que quedaba muy cerca de su casa.
Don Osvaldo supo escoger lo suyo. Sus trabajos artesanales tuvieron acogida y él supo ganarse el favor de muchas personas que se transformaron en sus clientes.
Cuando nos encontramos aquí en Chillán en los días previos de navidad, abrió un bolso que cargaba y sacó de su interior dos plaquitas de madera de 11 por 20 centímetros, simulando una tarjeta, que con letra caligráfica muy bella aparecía un mensaje, propio de las personas que cantan a la vida y que luchan por vivir en un país unido y con amor por la justicia. Yo estaba acompañado por el profesor y poeta Lionel Henríquez Barrientos y a cada uno nos regaló su hermosa artesanía con su mensaje y la delicada presencia de una flor y de un corazón.
Regresamos contentos a nuestro hogar, en una de cuyas paredes está el recuerdo de este profesor que supo como maestro, superar los inconvenientes y los malos ratos que nos proporcionó un gobierno dictatorial.
Por Carlos René Ibacache I. Miembro de la Academia Chilena de la Lengua.