"Quiero que a Ñublense le vaya bien, pero siempre le ha ido mejor que en mis años"
Pedro Pablo Díaz es uno de los delanteros que se formó en las divisiones inferiores de Ñublense y que dejó su huella en el fútbol nacional.
Potente, espigado y con el arco entre ceja y ceja, fueron parte de las virtudes que le permitieron vestir las camisetas de Wanderers, Palestino, Audax Italiano, Concepción, Arica, San Luis, Universidad de Chile y Everton.
El delantero inició su carrera en los barrios chillanejos, específicamente en el club Unión y lamentablemente fue miembro de la peor campaña histórica de un equipo en Primera División en 1981 cuando Ñublense sumó solo 10 puntos. Sin embargo, la compleja situación le permitió brillar con luces propias para comenzar una carrera ascendente.
- ¿Cómo llegó a Ñublense?
- Yo fui cadete de Ñublense en 1977 junto a otros jugadores que después también fueron profesionales.
- ¿Cuándo se sumó al equipo profesional?
- Fue en 1981, pero con el técnico Hernán Godoy en 1979 jugué algunos partidos. En 1982 me vendieron a Everton. Al final estuve como cinco años ligado en Ñublense a través de cadetes.
- ¿Cómo se produjo el traspaso a Everton?
- Lo que pasa es que ese año la directiva echó como a once jugadores y muchos canteranos tuvimos que debutar ante La Serena, ese equipo juvenil terminó jugando el año, fue una temporada muy mala. Pero en ese partido me llevé todos los premios a pesar de que perdimos por 1 a 0. Desde ahí algunos clubes me empezaron a ver y entre ellos Everton.
- ¿Cómo vivió el regreso a Ñublense?
- Eso fue en 1997, fue una mala campaña, por suerte nos salvamos de bajar cuando le ganamos a Linares de visita por 2 a 1. Estuve en Ñublense un montón de años y nunca cobré mi sueldo, simplemente porque nunca pagaban, además, mi sueldo era bajo, pero lo hice solo porque quería terminar jugando en Ñublense, uno siempre quiere al equipo del cual sale.
- ¿Cómo fueron los años en Ñublense desde el punto de vista institucional y dirigencial?
- Son cosas que uno no quiere recordar. Quiero que a Ñublense le vaya bien, pero siempre le ha ido mejor que en mis años. Ahora es Sociedad Anónima, estuvo en una Copa Sudamericana, Ñublense está cien veces mejor que cuando estaba yo. Pero no le tiro halagos a la Sociedad Anónima, lo que pasa es que ahora tienen que responder al día con los sueldos y cuando yo estaba eso no pasaba. Ahora no se pasan penurias como antes, cuando tenías que llevarte la camiseta para la casa para lavarla o entrenabas una semana con las mismas medias. Hay muchas cosas que no se pueden seguir aguantando.
- ¿Cómo lo hacían para entrenar?
- Era terrible. Entrenábamos debajo de la galería, el estadio lo teníamos plano de tanto correr. También entrenábamos en la cancha del Molino Fuentes, en la cual en el invierno las tres cuartas partes se llenaba de agua. Nosotros fuimos demasiado profesionales, no teníamos condiciones para trabajar. Había una actitud deportiva y muchas ganas de ser alguien en el fútbol. Luché y gracias a Dios hice las cosas bien, nunca flaqueé.
- ¿Qué recuerda de su época de entrenador de Ñublense en el 2003?
- Eso fue en Tercera División y deportivamente anduvimos bien, además me acuerdo que nos trasladábamos bien gracias a John Andrade que nos prestaba los buses y el mismo ponía el petróleo. Pero no podía entrenar dos veces al día si a los jugadores no se les daba bien la comida en la pensión porque no se las pagaban.
- ¿El mejor gol que marcó por Ñublense?
- No sé si sería el mejor gol, pero si quizás fue uno de los más importantes. Fue el gol de casi media cancha que le hice a Marcelo León en 1997 y nos empezamos de salvar de bajar a Tercera. No es una situación bonita para nada, pero el gol tuvo mucha trascendencia. Fue un tiro de esquina a favor de ellos que despeja Pascual Gutiérrez, la metió larga en diagonal al sector izquierdo, yo la tomo y le pegué de lejos.
- ¿El mejor dirigente?
-Osvaldo Erbetta, que era contador en San Carlos, estuvo en 1980 y siempre tuvo los sueldos al día por primera vez en la historia del club, pero como yo era juvenil no cobraba. Fue un ejemplo de dirigente para Ñublense. También John Andrade fue un tremendo dirigente.
- ¿Qué pasó en 1981?
- Ese año fue la peor campaña de un equipo en el fútbol profesional. Y todo eso fue por la culpa de los dirigentes que no le pagaban a los jugadores, es verdad que la parte deportiva no acompañó, el equipo sacó tres puntos en varios partidos y la gente no fue al estadio, no había publicidad, es decir, directo al fracaso. Renato Solar echó a once jugadores. Después comenzamos a jugar los juveniles y sacamos once puntos.
- ¿Qué opina de la Sociedad Anónima?
- Me emociona hablar de Ñublense, pero la verdad es que con la Sociedad Anónima he tenido cero integración, me regalaron una butaca y nada más.
- ¿Qué es lo más bonito de ser futbolista?
- Hacer un gol, es un orgasmo, la expresión máxima es el gol. Tuve la suerte de hacerle dos goles a Colo Colo jugando por Everton en el Sausalito a estadio lleno.
- ¿Es verdad que levantó un auto para sacar el suyo cuando estaba en Universidad de Chile?
- Como yo no tomo, era el chofer de mis compañeros. Estábamos en un asado y tuve que irme, pero antes me habían cruzado los autos, entre ellos había un Charade, lo tomé, lo saqué y pude subirme al mío para salir. Otro día en 1980 nos íbamos a concentrar con Jorge Arias en el sector de Los Raudales y se le pinchó una rueda y a mí me usaron como "gata", son cosas que quedan en el recuerdo.
"Ahora trabajo en la U de Concepción en la Escuela de Fútbol y le doy gracias a la señora Isabel Hormazábal por la oportunidad". "Dicen que era bruto, pero yo no entendía el fútbol sino se jugaba con fuerza y entrega".
1997 Díaz
Se retiró de Ñublense en un equipo que se salvó de bajar a Tercera División. En el 2003 fue técnico de los Diablos Rojos. 2
Títulos Nacionales suma el chillanejo en su carrera. En 1984 una Copa Chile con Everton y uno de Segunda División con la "U" en 1989.