Mañana se cumplen nueve meses desde la desaparición de la joven profesora Irma Solís Cruces (32), quien fue vista por última vez el 2 de mayo del año pasado en la ciudad de Punta Arenas, donde vivía con su pareja desde marzo de 2014.
La semana pasada el padre y el tío de la profesora viajaron hasta la ciudad austral para reunirse con los investigadores a cargo del caso y así mantener vigente la búsqueda de la joven.
La madre de Irma, Ernestina Cruces, quiso hablar por primera vez de este tema, ya que asegura no soportar más los rumores respecto a la desaparición de su hija y para aclarar puntos que tienen relación con la pareja de su hija y algunos episodios de violencia.
Rechazan prostitución
Desde Punta Arenas los medios locales informaban que la PDI estaría investigando un supuesto nexo entre la desaparición de la profesora chillaneja y la prostitución. Esta situación provocó dolor y angustia en la familia de Irma, pues aparte de la impotencia de no encontrarla, ahora se enfrentaban a estos rumores.
"Es verdad, mi hija nos mintió cuando nos dijo que se iba a ir a trabajar a Punta Arenas, pero mintió porque sabe cómo soy yo, que a mí no me gusta eso de convivir. Se hablaron muchas cosas, acá en Chillán y allá en Punta Arenas, cosas que enlodaron el nombre de mi hija y eso me molestó muchísimo", dijo Ernestina.
A raíz de esto, la madre de Irma habló con personal de la PDI de la ciudad austral para que se desmintiera la situación, pues el daño que se estaba haciendo a la familia era grave, sobre todo por la hija de Irma -Catalina, de 12 años-, quien en este momento vive con Ernestina y su marido.
"Eso de que mi hija era prostituta ya se descartó, a nosotros nos informaron eso y en esa reunión estaba presente el subcomisario Sánchez, el subprefecto Meneses, el subprefecto Yáñez y el fiscal regional Eugenio Campos, y por eso quiero que quede claro que mi hija no se dedicaba a la prostitución", indicó enfática la madre.
Ernestina además señaló que ella está prácticamente todo el día en la casa, sin embargo es su nieta la que tenía que salir todos los días al colegio y aguantar los comentarios mal intencionados de la gente.
"Mi nieta es fuerte, ella dice que cuando termine todo esto va a saber si tiene que llorar de alegría porque encontraron a su mamá, o si va a llorar de pena. Lo único que me mantiene en pie a mí es ella, porque en la Catalina veo a mi hija", dijo emocionada la mujer.
La pareja
Una arista en este caso ha mantenido a Ernestina y su familia con contantes dudas y es el tema del infante de marina que era pareja de Irma al momento de la desaparición y quien la vio por última vez.
"Eduardo Jara Verdugo es su nombre. Uno no puede comunicarse con él porque dicen que podría interferir en la investigación o que él podría acusar acoso de nuestra parte. No está como testigo, ni como inculpado ni nada. El otro día supe que parece que chocó su auto allá en Punta Arenas, que a la mamá además se le había quemado la casa acá, porque tengo entendido que ellos son de Pinto, pero no sé si será verdad o lo hacen para que quede más como víctima", señaló Ernestina.
La madre de Irma además no tuvo problema en contar algunos pasajes de la vida de su hija que no se habían revelado hasta ahora y que tiene que ver con violencia intrafamiliar, y aseguró que desde principio ella desconfió del uniformado.
"En junio de 2014 supimos que Irma se había fracturado la muñeca por una caída, sin embargo a mí me quedó la duda porque la fractura era pequeña y yo pregunté con muchos médicos diferentes, a Carabineros, a marinos y me explicaron que cuando uno se fractura un brazo por una caída el hueso se astilla, pero la quebradura de Irma era distinta, la fractura que tuvo la Irma parecía más bien una quebradura provocada por una llave hecha por alguien experto en eso", dijo Ernestina, y agregó: "Yo creo que mi hija sufría de violencia intrafamiliar".
Familia mantiene la esperanza
Finalmente la madre agradeció la preocupación de los vecinos de su sector que para año nuevo la visitaron en su casa para mostrarle su apoyo con respecto al caso y aseguró que intenta mantenerse fuerte por su hija y por su nieta. "En la noche antes de dormir yo ruego, porque en ese momento creo que sí hay esperanza de encontrarla con vida, pero cuando despierto y pienso con la cabeza, ahí la esperanza desaparece, pero no voy a descansar, yo soy la mamá y voy a patalear hasta el final", concluyó emocionada la madre.