Se nos va Febrero y con él, se va el verano. Se acaban las vacaciones y en algunas comunas de nuestra geografía provinciana apuran los festejos populares, atractivo para visitantes y distracción para los vecinos.
Los veranos en provincias son diferentes a los de las grandes ciudades. Mientras en éstas la gente trata de huir del calor, del ruido y de la vorágine de la metrópoli, en provincias no nos faltan los motivos para juntarnos con los amigos y realizar encuentros inolvidables en los patios, a la sombra de los árboles o junto a un rio que no deja de cantar.
Aquí, las imágenes de la geografía natural se acrecientan en belleza y en majestuosidad. Las cosas simples del campo nos transmiten serena visión y nos llenan el espíritu con aquel descanso de justicia, tras la jornada anual productiva y estresante.
Los alcaldes de las comunas, incluso las más recónditas, no descansan en iniciativas de cultura popular que entretengan a los suyos y atraigan a los foráneos. Unos recuperan, por ejemplo, las trillas a yegua suelta, con todo lo que significa su tradicional entorno festivo, con la empanada, el vaso de vino, las humitas o las cazuelas. Y la cueca, por supuesto, bailada sobre suelo desnudo y polvoriento.
Y en la improvisada medialuna, el amanse de potros nuevos, el juego de riendas o las carreras a la chilena, dando participación activa al caballo chileno, macizo y bajito, resoplante y obediente, que asombra a la concurrencia.
Las estampas del campo, recuperando tradiciones bellas y con contenido, son los aciertos mayores de estos veranos provincianos que se cierran con otro tipo de espectáculos, cada vez más atractivos, sobre escenarios de altura, luces de colores y efectos especiales, que atraen a miles de personas que no se quieren perder detalle del cantante de moda, de la bella de turno o de las bandas más populares.
¿De dónde saldrá tanto recurso convertido en dinero?, se preguntaba una señora con ojo de sospecha. Y no falta el funcionario municipal que está por ahí dispuesto a clarificar situaciones molestas: "De la Municipalidad sale la iniciativa, pero de empresarios privados sale la plata", dice con convicción. Y nos quedamos con eso.
La conjunción de recursos privados y públicos nos merece respeto. Y ojalá que de allí surjan beneficios nuevos, ideas de turismo que traen culturas nuevas y riqueza fresca. Falta le hace a la futura Región del Ñuble y a su voluntariosa población. Son las estampas del verano que se nos va, mientras la campana de la escuela ya comienza a llamar a los más jóvenes de la casa.
Miguel Ángel San Martín, Periodista.