Dos horas de terror fue la que vivió una familia chillaneja, luego de que tres sujetos ingresaran a su domicilio, en el sector Jardines del Este, camino a Coihueco, y los mantuvieran atados de pies y manos con el objetivo de sustraer diversas especies de valor.

"No habíamos tenido un hecho tan violento y de estas características en Chillán en los tres años que llevo a cargo de esta brigada". Fue una de las declaraciones que realizó el comisario Jorge Aguillón, jefe de la Brigada Investigadora de Robos (Biro) de la Policía de Investigaciones, quien se constituyó en la parcela donde ocurrieron los hechos, al igual que la fiscal Patricia Suazo, que también concurrió al sitio del suceso, dado la inusitada violencia de los malhechores.

Según comentó el comisario Aguillón, se desconoce hasta ahora el medio de transporte que utilizaron para llegar hasta el domicilio, no obstante, se tiene claro que forzaron el portón y luego la ventana de uno de los dormitorios.

"Se trata de 5 adultos y 8 menores, incluyendo la sirvienta y el cuidador de la casa. A todos los maniataron, los juntaron en el dormitorio principal, después de reducirlos uno por uno, despertándolo y amarrándolos de ambas extremidades.

En el lugar se encontraba viviendo el clan familiar y visitas que se encuentran de vacaciones en la zona. El dueño de la vivienda, Claudio Ruiz (propietario del café Zasha, ubicado en el centro de Chillán), relató que no opuso resistencia

"Lamentablemente la alarma que contratamos no estaba activada porque había acceso de visitas", dijo Ruiz.

De esta manera, el rabajo para los delincuentes se hizo más fácil, pero en la Biro sí llamó la atención la violencia que emplearon.

"El dueño de la vivienda (Ruiz) y un amigo suyo fueron golpeados en las costillas y la cabeza con golpes de pie y puño, por lo que se le tuvieron que constatar las lesiones, que resultaron ser leves", comentó el comisario Aguillón.

Por su parte, Claudio Ruiz complementó la información declarando que los delincuentes exigían ingresar a la caja fuerte, pero la familia no cuenta con una de estas custodias en la casa, por lo que se limitaron a llevarse $600 mil en efectivo, además de dos relojes, avaluados en $1 millón cada uno.

Asimismo, declinaron llevarse tablet y celulares, presumiblemente por temor a ser rastreados.

"Los cables de todos los aparatos electrónicos los usaron para amarrarnos. A mí me amenazaban con que me iban a secuestrar, que me iban a matar", señaló Ruiz, quien agregó que hasta ahora nunca en su vida había sido víctima de un delito como este.

Investigación

En adelante, las diligencias de la Brigada de Robos de la PDI se centrarán en la ubicación de imágenes que pudieran aportar a la investigación, dado que en la cámara del hogar no existe registro audiovisual.

Lo anterior se suma la complejidad de que no hayan dejado huellas dactilares que permitan su ubicación. "Estamos empadronando el lugar para conocer si es que en otros domicilios nos pueden ayudar con imágenes", declaró el comisario Aguillón, enfatizando que las diligencias continuarán hasta dar con el paradero de los malhechores.

Una pena que podría llegar a los 40 años de presidio sin beneficio carcelario es la que arriesga un chillanejo acusado por fiscalía de haber secuestrado y violado en tres ocasiones a su ex pareja, el 10 de junio de 2015.

Es por este hecho que ayer se inició el juicio en su contra, luego de que se le imputaran los graves delitos, que cometió una vez que se valió de un somnífero sustraído desde el hospital Herminda Martín, donde prestaba servicios como auxiliar de la sección de Siquiatría.

Tras los alegatos de apertura de la primera audiencia que enfrenta, el acusado renunció a su derecho a guardar silencio y procedió a detallar su versión de los hechos, comentando que el 9 de junio solicitó a su expareja que fuera a su casa, en Lomas de Oriente, a buscar al pequeño hijo de ambos, ya que se encontraban separados desde hace dos años y tenían la tuición compartida. No obstante, al llegar al domicilio le inyectó un somnífero que había sustraído meses antes del hospital. Luego, la amarró de pies y manos, para trasladarla hasta un camping en Pinto, donde pasó la noche con ella. Según comentó el acusado, una de las relaciones sexuales que tuvo con su expareja fue consentida. Luego, tras pedirle disculpas, le ofreció volver a Chillán si es que ella regresaba con él. Sin embargo, en un momento que le permitió ir a comprar comida para su hijo de 9 años, la mujer llamó a la PDI. A su regreso, cuando recién habían pasado el parque Las Flores, los interceptó un carro policial que puso fin a la dramática historia.

La fiscal Marcia Venegas pidió la máxima pena para el imputado, sin embargo, el defensor Antonio Guerra esgrimió que al darse cuenta de su error, su representado colaboró con la investigación, lo que sumado a la irreprochable conducta anterior significan atenuantes que le permitirían reducir la pena a 5 años y 1 día de presidio como sanción penal.