Hace 3 años | 27 de Febrero de 2013

Detienen en Chillán a un contador acusado de fraude

E n lo que parece ser el comienzo de una serie de detenciones a nivel nacional, la PDI puso a disposición de la justicia a una banda que se dedicaba a adulterar documentos fiscales para quedarse ilegalmente con el IVA. El procedimiento se derivó de una denuncia emitida por el Servicio de Impuestos Internos de Talca.

Hace 2 años | 27 de Febrero de 2014

Centenar de casas sociales no las ocupan afectados

Preocupación ha causado al interior del municipio de Chillán el mal uso que se le estaría dando a las viviendas sociales del complejo Brisas del Bicentenario, entregados a los damnificados por el terremoto del 27/F. Según información de Dideco, son alrededor de 100 familias las que aún no han decidido hacer uso de las casas.

Hace 1 año | 27 de Febrero de 2015

Agricultor sería el tercer caso de hanta en Quillón

En estado de observación en el hospital Herminda Martín de Chillán se encuentra Félix Fuentes, agricultor de Ránquil, a la espera de recibir el diagnóstico del Instituto de Salud Pública (ISP) que confirmaría el tercer caso de contagio de virus Hanta en la región, en lo que va de año. El seremi de Salud confirmó el primer test positivo.

La primera en el año que termina y la otra en el año que comienza. Son hechos ingratos, que nos impulsan a escribirlo para tenerlos presentes y que nos sirvan de ejemplo, para salir airosos en las diversas situaciones que la vida nos ofrece. El primer caso trata de una realidad que me tocó presenciar en pleno centro de Chillán, en las inmediaciones del Banco Chile: una voz lastimera, procedente de un hombre de mediana edad, pedía a los transeúntes que pasábamos por allí: "una monedita para comer…" en un ambiente de alegría, de regalos, de compras, de recados alegres y bulliciosos, un ruego de esa naturaleza conmueve. En ese instante recordé un comentario que hace años me contó un funcionario público: en los establecimientos fiscales de salud y educación la comida que sobre en los hospitales y escuelas debe ser botada, esto es, al tacho de la basura con tal comida. No tenía oficializada esa información, a raíz de esta experiencia del hambriento que clamaba por comida, hice las preguntas que correspondían y efectivamente era así. Las razones que me dieron están basadas en las dificultades que tal gestión significa. La verdad es que cuando decimos que sólo la muerte no tiene solución, estamos mintiendo. También la repartición de la comida que sobra no encuentra la solución correcta. Más fácil es botarla.

Un amigo me contó una anécdota que lo sorprendió: un día iba pasando por la Plaza de Armas de Concepción, cuando un furgón se detuvo y apareció lo siguiente: cuatro jóvenes abrieron el furgón y de su interior, sacaron varios platos con comida caliente y los entregaron a un grupo de mendigos, que en un sector de la plaza esperaban. Eran no menos de quince. Mi amigo estaba realmente sorprendido. Comprendió todo esto, cuando advirtió que el furgón era del Hogar de Cristo y los jóvenes eran estudiantes universitarios voluntarios. ¡Lindo gesto, que jerarquiza la solidaridad humana, de la cual tanto hablamos!

Lo segundo, ocurrido en el año que se inicia, también es un hecho conmovedor, que cuestiona la racionalidad y el buen criterio de la responsabilidad de muchas personas. Es el caso ocurrido en el lago Riñihue, un nombre para mí de recuerdos muy sensibles, originados en la odisea del terremoto de 1960 en Valdivia, cuando ese lago amenazaba a la provincia y la Región de los Ríos. ¿Cómo fue posible que una embarcación preparada para recibir a cuatro personas, la hayan cargado con doce (nueve niños y tres adultos). Todos nos hemos informado por la prensa de esta tragedia que significó la muerte de cuatro niños y dos adultos, uno de los cuales pagó su error con su propia vida y la de cuatro niños inocentes, transformando en tragedia un pintoresco paseo ¡Lamentamos que hechos como éste, se conviertan en recuerdos malditos del nuevo año!

Por Carlos René Ibacache I. Miembro de la Academia Chilena de la Lengua.

El robo de cables de cobre, desde el tendido eléctrico de zonas urbanas y sobre todo rurales, es un problema que ha estado presente durante el inicio de este año en la provincia de Ñuble, siendo causante de interrupciones en el suministro energético en varias comunas. Extraoficialmente, al menos en la comuna de Chillán, se han registrado una veintena de cortes, por razones diversas. No obstante, el que más preocupa a las autoridades sigue siendo la sustracción del cableado de manera impune por desconocidos.

Lo más llamativo del problema es que, pese al llamado que han hecho las autoridades responsables y las propias empresas distribuidoras de energía, no existen personas que hayan sido detenidas y menos formalizadas por estos hechos que han afectado directamente a miles de clientes en la zona.

Para abordar este problema, a fines del año 2015 la Gobernación Provincial de Ñuble puso en marcha una mesa de trabajo que incluyó a empresas privadas, estamentos policiales y autoridades de gobierno, con la finalidad de generar una campaña de difusión y concientización del problema y así poder recibir denuncias oportunas que permitan dar con los responsables y frenar esta cadena delictual. Sin embargo, pese a las intenciones de perseguir policial y jurídicamente a los autores, las coordinaciones no han dado sus frutos.

Cabe recordar que durante el 2015, las empresas distribuidoras de energía eléctrica interpusieron ante tribunales un total de 66 denuncias por robo de cables, lo que derivó en que más de 48 mil clientes se vieran afectados con interrupciones parciales que sumaron un total de 921 horas sin suministro.

Una de las empresas locales más afectadas ha sido Copelec. Tan sólo esta distribuidora, que atiende a más de 50 mil clientes en zonas rurales, ha sufrido pérdidas cuantificadas en más de 400 millones de pesos, lo que derivó en que debieran implementar un plan de inversiones para cambiar su cableado a material de aluminio. Algo que por lo demás están copiando otras distribuidoras.

En conclusión, el robo de cables se ha convertido en un delito no solo lucrativo para quienes lo cometen sino que además impune en términos judiciales. La mesa de trabajo formada para perseguir estos hechos no ha tenido los resultados esperados y empresas como Copelec han criticado la falta de voluntad para endurecer las sanciones penales en la legislación. Una tarea pendiente para la sociedad en su conjunto.