Uno de los aspectos que mayor preocupación generó de los resultados que arrojó la prueba Simce aplicada a octavo año básico y segundo año medio a establecimientos del país fue el menor puntaje obtenido en la prueba de comprensión de lectura en los varones de los grupos socioeconómicos (GSE) altos.
Los alumnos de ese nivel obtuvieron un puntaje promedio de 247 puntos, cinco puntos menos respecto de la medición anterior. Al considerar los resultados de los últimos 12 años, se muestra una baja de seis puntos en el análisis que realizó la Agencia de Calidad de la Educación.
A juicio de esta institución, esta realidad -independiente del grupo socioeconómico al que se refiere- es preocupante ya que indica que los jóvenes están leyendo muy poco e incluso no leen ni siquiera para entretenerse, lo cual afecta su proceso de aprendizaje. Una de las explicaciones para ello sería el arribo de nuevas tecnologías de la información, que tiene a los jóvenes leyendo mensajes más cortos en sus teléfonos celulares que libros en el colegio o en sus hogares. Por el contrario, las mujeres mantienen un nivel de lectura que no varía en el mismo grupo.
Tal como lo mencionábamos en esta misma columna, en el contexto del inicio de las Olimpiadas de Actualidad 2016 en Chillán, un estudio de comportamiento lector realizado por el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile (2011) da cuenta de que un tercio de los estudiantes están bajo el nivel mínimo en comprensión de lectura y no han adquirido las competencias básicas requeridas para desenvolverse apropiadamente en la vida diaria. Esto significa que adquieren menos habilidades comunicativas que les servirán para desempeñarse de mejor forma a futuro en el mundo laboral.
Precisamente ejercicios como el que durante dos días realizaron más de un centenar de estudiantes de la provincia de Ñuble que participaron en las Olimpiadas de Actualidad son útiles y necesarios para poder revertir esta compleja realidad. Todos ellos demostraron que con la lectura de los medios de prensa de la provincia demostraron una mayor comprensión de su entorno, de lo que ocurre en sus ciudades y cómo les impacta a ellos o sus familias en su vida cotidiana. Independiente de su realidad económica, quienes compitieron en equipo reconocieron el aprendizaje logrado en la instancia. Fomentar este tipo de iniciativas, incorporar la lectura como parte de la cultura cotidiana sin duda tendrá un impacto en la sociedad presente y futura. Tanto los medios de comunicación, los colegios y las familias son pilares fundamentales en esta misión.