Con tropezones, con dificultades, como suele ocurrir en toda experiencia nueva, el proceso constituyente impulsado desde el Gobierno, está saliendo adelante. Poco a poco se va consolidando en el paisaje político social de nuestro país, y la gente se va sumando a los cabildos con evidente entusiasmo. Ha habido dudas y suspicacias en un comienzo desde algunos sectores sociales y políticos, pero eso ha ido disminuyendo ante la fuerza de la participación ciudadana. Incluso, ha habido sectores que han llegado a manifestar contradicciones en su seno a la hora de criticar esta instancia…y varios ya no se restan.
El tema, con una mirada de país amplia y generosa, ha echado a andar con fuerza. Y entusiasma ver cómo gente de diversa condición y formación, van entregando lo que a su entender, es un aporte interesante, en coloquios multicolores, intercambiando ideas y polemizando cuando el asunto lo amerita. Sin duda que se están abriendo las necesarias compuertas de la participación ciudadana. Con defectos, pero la gente lo está entendiendo, corrigiendo y entusiasmando. Especialmente en nuestra provincia, donde los grupos de análisis constituyente van aumentando destacadamente.
En los establecimientos de educación superior comenzaron con fuerza al principio. Luego pasaron a los de enseñanza media, sumándose después entidades ciudadanas, organizaciones diversas, colegios profesionales y personas que individualmente se integran en los grupos.
Reitero, esta es una importante fórmula de participación ciudadana que va a culminar, ni más ni menos, con una nueva Constitución, con una Carta Magna hecha entre todos, que nos va a regir en nuestra convivencia futura.
Si a todo esto le sumamos la realización de elecciones primarias para dirimir los candidatos que postulen en las elecciones municipales de octubre próximo, nos damos cuenta que estamos construyendo un escenario social diferente. Porque se transfiere a los ciudadanos las grandes decisiones. Ciudadanos que comprenden que su voz se escucha, que sus ideas son aportes y que su voto vale de verdad.
Esta circunstancia, en los tiempos que corren y con los vientos que soplan en contra de la clase política, cobra una dimensión distinta. Es una forma de renovar las estructuras democráticas contando con la opinión de todos. Es un ejercicio ciudadano valioso, valiente y transparente que debemos practicar con toda responsabilidad. Así, nadie podrá decidir en nuestro nombre. La única condición es que nadie deje de ejercer los derechos ciudadanos que nos asisten.
Miguel Ángel San Martín, Periodista.