Frases
"El candidato es Rodrigo González, hace más de dos meses y no hay más".
Susana Martínez — Concejala de Chillán Viejo
"Estamos satisfechos con los encuentros que se han inscrito y desarrollado en Ñuble".
Lorena Vera — Gobernadora de Ñuble
"El candidato es Rodrigo González, hace más de dos meses y no hay más".
Susana Martínez — Concejala de Chillán Viejo
"Estamos satisfechos con los encuentros que se han inscrito y desarrollado en Ñuble".
Lorena Vera — Gobernadora de Ñuble
Alumnos de Derecho de la Universidad de Concepción, sede Chillán, acusaron que docente comparó a una alumna de ascendencia africana con una "prostituta colombiana". Desde la universidad se informó que el titular de la cátedra dejará de impartir clases en el campus Chillán y se ordenó una investigación administrativa.
Desde que el municipio de Chillán Viejo informó la compra de las 4,14 hectáreas del predio San Joaquín para la construcción del cementerio en esta comuna, se iniciaron los cuestionamientos debido al monto por metro cuadrado que debió desembolsar el consistorio. Un total de $77 millones y medio se cancelaron al propietario del sitio.
Veinte seis días lleva en paro el gremio de profesores a nivel nacional. Tiempo en el cual el profesorado local ha apoyado la movilización a través de marchas continuas, con el objeto de expresar su malestar con respecto al proyecto de Carrera Docente, que actualmente se encuentra alojado en el Congreso.
Hoy la capital provincial de Ñuble está de fiesta. 436 años celebra la ciudad de Chillán, aniversario en el cual se destacan las obras de mejoramiento que existen como la remozada avenida O'Higgins, un estadio atlético de primer nivel para actividades deportivas, un nuevo hotel, más Centros de Salud Familiar (Cesfam), el próximo mes se sumará el remozado Teatro Municipal, la reconstrucción de puentes, entre otros.
Sin duda que son avances aplaudibles, pero aún falta mucho por hacer. Tal como lo adelantaban en la edición de ayer de Crónica Chillán, distintos líderes de opinión de la ciudad, pensando que en un futuro no muy lejano pasará a ser la capital de una región, Chillán necesita darse una "manito de gato".
En materia de infraestructura nueva seguimos al debe. Entre esto resalta la falta de un hospital de primer nivel que contemple todas las necesidades médicas de la población, que involucren no desplazarse a Concepción. Hoy están los recursos, ya se abrió la licitación para el nuevo hospital, pero urge que nuestras autoridades puedan "acelerar" el proceso, y no seguir esperando por una obra trascendental.
A ello se suma la situación de la cárcel. La futura capital de la región de Ñuble no puede mantener un recinto penal en el cual los internos están hacinados, en una añosa estructura que además fue afectada por el terremoto. En materia ambiental, la contaminación sigue siendo un grave problema que debe enfrentarse con la mayor seriedad posible. De ahí que la instalación de un pulmón verde a la ciudad, pueda ser el respiro que tanto se necesita. Un parque urbano, en el cual se pueda tener contacto con la naturaleza, es primordial.
Y así suma y sigue, pero lo cierto es que no todo se puede hacer de un día para otro, pero sí se puede ejercer presión para apurar procesos, y contar en menor tiempo con mayores beneficios. En materia de empleabilidad, es necesario generar mayores fuentes de trabajo, que el 7% de desempleo siga a la baja, signos que demuestren que Chillán está preparado para ser la capital regional.
Es 1980 y Hunter S. Thompson (1937-2005) ya no busca escribir -como tantos otros- la gran novela americana. Ya publicó "Los Ángeles del Infierno: Una extraña y terrible saga" (1967), "Miedo y asco en Las Vegas" (1971) y "Miedo y asco en la campaña presidencial de 1972" (1973). También, innumerables artículos, entre los que se cuentan los robustos "El Derby de Kentucky es decadente y depravado" (1970), "Poder freak en las Rocosas (La batalla de Aspen)" (1970) y "Algo está fraguándose en Aztlán" (1971). Todos ellos, los textos más trascendentes de su producción periodística. Ya existe el periodismo gonzo, su álter ego Raoul Duke y las ilustraciones de Ralph Steadman. Ahora se conforma con tener la fama y la vida de una estrella de rock consumida por su propio mito.
"Yo solía pararme atrás y observar las historias. Absorberlas. Ahora, en cuanto aparezco en una, me vuelvo parte de ella. La primera vez que fui a una conferencia de prensa con Jimmy Carter [Presidente de Estados Unidos (1977-1981)] tuve que firmar más autógrafos que él y el servicio secreto no tenía idea quién era yo. Creían que era un astronauta", se lamentaba Thompson en una entrevista recogida por el documental "Gonzo: Vida y obra del Dr. Hunter S. Thompson" (2008).
Según Jann Wenner, fundador y editor de la revista "Rolling Stone", la debacle periodística y creativa de Thompson se inició luego de dos viajes comisionados que él mismo le encargó. En 1974 fue a Kinshasa, Zaire -actual República Democrática del Congo- a cubrir el mítico combate entre Muhammad Ali y George Foreman. Thompson cambió las entradas a la pelea por cocaína y se quedó nadando en la piscina de su hotel. Intoxicado. No entregó ningún texto a Rolling Stone. Un año después, Wenner lo envió a Vietnam a cubrir el fin de la guerra. El periodista llegó cuando los otros periodistas eran evacuados. Luego se fue a Hong Kong a comprar una grabadora y se perdió la caída de Saigón.
Nunca fue el mismo luego de esos fracasos. Notó que ya no era el escritor que quería ser y se deprimió. Se encerró cada vez más en su rancho Owl Farm y se dejó consumir por las drogas, el alcohol y las armas. Rechazó innumerables ofertas de revistas famosas, hasta que recibió una carta de la desconocida "Running" que lo haría salir del retiro: su director lo invitaba, con todos los gastos pagados, a cubrir la maratón de Honolulú en Hawái. "Piénsatelo. Es una gran oportunidad para tomarse unas vacaciones", cerraba la carta del director Paul Perry.
Al parecer, a pesar del bloqueo narrativo, el olfato periodístico de Thompson seguía intacto. Aceptó la oferta de la revista e invitó a su novia y al dibujante Ralph Steadman, que se llevó con él a toda su familia. Después de la propuesta, el periodista le escribió a Steadman:
"Querido Ralph: Creo que esta vez nos ha tocado un incauto, viejo amigo. Un estúpido al que apellidaron Perry en Oregón nos quiere regalar un mes en Hawái por Navidades; y todo lo que tenemos que hacer es cubrir la maratón de Honolulú para su revista, una cosa llamada 'Running'.
Sí, ya sé lo que estás pensando, Ralph. Das vueltas por la sala de guerra de la Old Loose Court mientras te preguntas: '¿Por qué yo? ¿Y por qué ahora? ¡Justo cuando empezaba a ser respetable!'".
Ese viaje a Hawái, que iba a ser puro placer y descanso, se convirtió en una delirante y angustiosa aventura que terminó plasmada en el libro "La maldición de Lono", que la editorial española-mexicana Sexto Piso acaba de traducir por primera vez al español.
El dibujante Ralph Steadman contaba que lo que más le atrajo a Hunter S. Thompson de la figura del dios hawaiano Lono fue que, aburrido y desconsolado luego de matar accidentalmente a su esposa, la reina Kaikilani Alii, se fue de la isla en una canoa para visitar "las tierras extranjeras", de las que volvería, según prometió, en el momento adecuado. Nunca volvió. "Era el tipo de libertad que Hunter quería para sí mismo", decía Steadman. Por lo mismo, La maldición de Lono avanza en sus más de doscientas páginas como un juego de espejos entre la visita de Thompson y la experiencia en Hawái del Capitán James Cook, explorador británico a quien los nativos consideraron en su momento la primera reencarnación de Lono.
Así, la narración en primera persona de Thompson se mezcla con extractos de Cartas desde Hawái de Mark Twain, Leyendas y mitos de Hawái (1881) del Rey Kalakaua, El diario de William Ellis (1850) y El último viaje del Capitán James Cook de Richard Hough. El autor de "La gran caza del tiburón" (1974) se mueve por Hawái con la misma violencia de las tormentas que la azotan en diciembre. Ahí, la postal no es idílica, sino de terror. La alienación de Thompson se ve disparada por el alcohol, las drogas, la climatología extrema, una idiosincrasia étnica compleja y una sociedad insular claustrofóbica devorada por la especulación inmobiliaria de los ochenta.
Esa mezcla le entrega a "La maldición de Lono" una complejidad sólo vista en los mejores trabajos de Thompson, con la fuerza de esos libros que se escriben en caliente y de un tirón. Luego de pescar un gran pez espada, el periodista llegó al puerto de Hawái borracho, extasiado y vociferando "¡yo soy Lono! ¡Yo soy Lono!". Una falta de respeto que lo lleva a esconderse en un santuario de la naturaleza a escribir el libro y huir de los isleños que no están dispuestos a aguantar que ensucien su fe.
"La maldición de Lono" no tiene la exuberancia de "Miedo y asco en Las Vegas" o "Los Ángeles del Infierno" y es, tal vez, uno de los libros más moderados de Hunter S. Thompson. Sería ridículo hablar de "madurez", como se hace habitualmente en estos casos. Lo cierto es que lo contenida de esta crónica pasa más por un tipo de tristeza o resignación en relación al oficio, a su corpus periodístico y literario, y a su misma figura. Esa conformidad, que podría ser vista como una renuncia, le entregan al libro una agudeza fina e insospechada.
Tejiendo redes sobre la obra de Thompson, "La maldición de Lono" podría leerse como un hermano menor de su primera novela "El diario del ron" (1998). En ambas se exponen ideas sobre el periodismo. Se desnudan sus vicios, su significado práctico, su compromiso muchas veces cínico. Thompson perfila muy bien esa triste sensación de que el optimismo de llevar un camino honesto en el oficio, un idealismo inquieto, no es más que un engaño. Una causa perdida.
"El periodismo es un billete para una atracción, para sumergirse en persona en las mismas noticias que otros ven por la tele… y está bien, pero no paga el alquiler, y los que no puedan pagar el alquiler en los ochenta lo van a pasar mal. (…) Ha llegado el momento de escribir libros, o incluso películas, para los que sean capaces de poner cara de póquer. Porque hay dinero en esas cosas, y no hay dinero en el periodismo. Pero hay acción. Y volverse adicto a la accion es muy fácil. Agrada saber que puedes levantar el auricular de un teléfono y viajar a cualquier parte del mundo que te interese… sin más condición que notificarlo veinticuatro horas antes y, sobre todo, con el dinero de otro. Eso es lo que os perdéis: no el dinero, sino la acción", teoriza Thompson en "La maldición de Lono".
La crónica también puede leerse como una despedida. Quizás, el último destello de un Thompson que se apagaba lentamente. Esa urgencia con que Thompson escribió el libro mientras lo buscaban los hawaianos contiene muy bien su espíritu: vivir la locura, macerarla y escribirla. Sumergirse en la paranoia sabiendo que el mundo siempre será peor que eso. Truman Capote decía que no hay nada más difícil que seguir despertando interés a pesar de repetirse. Y Thompson sí que supo de eso. Degenerar todo a su paso. Exprimir su cuerpo y su obra hasta que no quede más pulpa.
A Thompson lo mandaron a reportear el combate del siglo, pero se quedó en el hotel; también se perdió el fin de la guerra de vietnam y la caída de saigón.
Por Javier Correa
AP
"La primera vez que fui a una conferencia con Jimmy Carter tuve que firmar más autógrafos que él y el servicio secreto no tenía idea quién era yo".
En los últimos días hemos seguido con atención el conflicto laboral que afecta al Colegio Polivalente Padre Hurtado de Chillán. Con dolor nos hemos enterado de la suspensión de clases y de una huelga que no le hace bien a nadie pues, por su naturaleza, no es fácil manejar dentro de los límites del respeto y la búsqueda de soluciones que favorezcan a todo la comunidad educativa. La madurez y buena voluntad del sindicato y la disposición favorable del directorio de la Fundación, que es el sostenedor del colegio, hasta ahora han sido ejemplares y dignas de imitación.
Ambas instancias tienen claro que la búsqueda de mejoras está condicionada a la nueva realidad de gratuidad, a la que el colegio se ha acogido, y a la incertidumbre que causan los cambios en educación, aún sin reglamentos claros, y que tendrán un efecto en los recursos y su buen uso destinado a mejorar la calidad de la educación.
La misión de los sindicatos es representar a los trabajadores, buscando siempre mejores condiciones de trabajo y remuneración. El rol de las Fundaciones Educacionales es preocuparse por llevar adelante un proyecto educativo con proyección de futuro, donde los recursos serán escasos y deben ser bien destinados. En la encrucijada presente, las familias que han escogido esta unidad educativa para la formación de sus hijos e hijas es la más afectada, pues debe asumir su cuidado durante el tiempo de la huelga y, obviamente, desearía que se encuentre una solución favorable para todos, y que garantice beneficios realistas de acuerdo a los recursos con que se cuenta.
La situación descrita se repite muchas veces en Chile, y en el mundo, no pocas veces causando caos, desorden y división. Por eso es muy importante seguir cultivando la búsqueda sincera del diálogo fructífero que beneficie a todos y proyecte a la comunidad educativa a continuar su hermoso y tradicional servicio en nuestra ciudad.
El ejemplo que damos los adultos a los niños y jóvenes, en la solución de nuestros conflictos, es más fuerte que miles de discursos e instrucciones. Ellos nos miran, escuchan e imitan, formando sus vidas con los valores y principios que les entregamos para ello. ¡Que importante es mantener la actitud de escucha, encuentro y diálogo!, sobre todo cuando llegan los conflictos, que no son otra cosa que oportunidades para mejorar y servir.
Carlos Pellegrin Barrera Obispo de Chillán