Las "picadas" y su aporte al rescate de nuestras tradiciones
CHILLÁN. La rica variedad gastronómica, sumada a la riqueza cultural de la capital ñublensina, la convierten en tierra fértil para la aparición de este tipo de establecimientos.
"Mucho guitarreo y huifa, asao y vino pipeño. Las papas con longanizas y los porotos con cuero. De chancho el cuero y tocino pa' los wenos chicharrones. Chillán es fin del camino si estay buscando emociones".
Fragmento perteneciente a Chillán, canción donde el reconocido cantautor nacional Tito Fernández, hace alusión a la riqueza culinaria de la ciudad, que en los próximos días está a la espera de albergar por primera vez la tradicional "Fiesta Guachaca", que se ha desarrollado por largos 20 años durante el mes de septiembre (fecha a definir en Chillán), previo a nuestro aniversario patrio.
"Por hartos años han intentado organizar el evento (Fiesta Guachaca) pero por diversos motivos no se ha concretado. En Chillán aparte de Violeta Parra, Ramón Vinay, Claudio Arrau, hay un sentido del arte, de los personajes, para nosotros es símbolo de la República, de las batallas, de la Independencia. O'Higgins que representa alguien muy importante en la formación de la República", precisó el popular Dióscoro Rojas, líder de los guachacas.
No obstante, el legado cultural que ha aportado Chillán al país, a juicio de Rojas, "falta que el chillanejo sienta más orgullo por pertenecer a una ciudad que le ha entregado tanto a la nación, situación que el que es de fuera si valora", remarcó.
La anterior afirmación de Rojas no es antojadiza. Si bien, es oriundo de la Séptima región, tiene una gran cercanía con Ñuble y Chillán. "Soy pariente de la Violeta Parra, mi hermana se casó con Roberto Parra, a quien le hice la primera versión de la Negra Ester. Siempre he tenido admiración por esta zona, imagínese las historias que me contaba el Tío Roberto sobre el terremoto de Chillán, la poesía Nicanor", detalló con un dejo de emoción Rojas.
En relación a los plazos en que debería definirse si el tradicional evento, que busca resaltar la nueva chilenidad, el denominado "Guaripola de los Guachacas". "Estamos a la espera del resultado de algunas conversaciones, por lo que esperamos que en los próximos 10 días hayan novedades. Hacemos un llamado a la comunidad para que nos apoye y podamos cumplir con este importante anhelo", explicó Rojas.
Variedad
Actualmente la capital de Ñuble cuenta con varias picadas para degustar la rica gastronomía de la zona, es Onde' El Pala, donde aparte del aspecto culinario, quienes la visiten pueden disfrutar de diferentes expresiones artísticas, mezcla que después de 55 fructíferos años, la ha llevado a ser reconocido como una de las mejores picadas a nivel nacional.
Los orígenes del establecimiento ubicado en la calle Flores Millán, se remontan al año 1960 cuando comienzan a funcionar como una chichería, aprovechando que los Palavecino (propietarios del recinto) eran dueños de viñas, y que "después de tres generaciones nos tiene como un local folklórico, tradicional donde se rescatan nuestras tradiciones, nuestra cultura", enfatizó Rómulo Palavecino, quien dirigió el lugar hasta el 2010.
Pese al éxito que han logrado cosechar, para Palavecino llegar al lugar donde están no ha sido un camino fácil. "Ha sido complicado, hemos debido pelear contra los mall, hamburguesas, vienesas, todo lo que no es nuestro, pero en base al trabajo y la dedicación hoy somos un local reconocido como cultivador de nuestras raíces y tradiciones", sentenció con un dejo de nostalgia don Rómulo.
Al amplio menú, que incluye platos como longanizas con papas, chupe de guatita, asados a la parrilla, sopaipillas, empanadas de horno, arrollados, y perniles, entre otros. Ofrece también tragos como terremotos, tsunami, vino y chicha de sus viñas, la misma que beben desde Frei Montalva los Presidentes de la República cada 20 de agosto, cuando se conmemora el natalicio del Padre de la Patria, Bernardo O'Higgins, en Chillán Viejo.
Pero la clientela no solo tiene la opción de degustar apetitosos platos y un buen bebestible, sino que también el recinto tiene una variada cartelera marcada con diversas manifestaciones artísticas: noches de cueca, encuentros de payadores, y un sinnúmero de eventos con un marcado énfasis folclórico.
CONTUNDENTES-accesibles
Seis décadas cumplió este año la Pensión Valdés, uno de los lugares obligados para los visitantes de la capital de Ñuble que gusten de la comida casera chilena. Pese a que a diario, sus amplios comedores ubicados en la esquina de Maipón con Sargento Aldea reciben comensales provenientes de diferentes puntos de la región, el grueso de nuestra clientela está en los agricultores de Ñuble que vienen a Chillán a realizar trámites, a comprar, aquellos a quienes no les interesan mayormente el tema de las calorías", explicó Luis Valdés, propietario del restaurant.
Y si bien, en alguna ocasión intentó variar el menú (incluyendo carne mongoliana),"finalmente se desechó porque no dio resultado", precisó Valdés.
Por lo mismo, la oferta de platos se circunscribe a las cazuelas (ave, pava, vacuno), el pescado frito, y la amplia gama que ofrece la comida chilena, "platos contundentes, y a un precio conveniente, que no le duela la guatita ni el bolsillo", sentenció el dueño de la Pensión Valdés.
La manera de trabajar le ha permitido al recinto mantener clientes por años. "La atención es buena y expedita. Hace 40 años que conozco el local, desde cuando mi padre me traía. Ahora yo traigo a mi hija, ya se ha convertido en una tradición familiar", destacó Gabriel Escalona, habitante de Portezuelo.
Hace 10 años, Sergio Aguilera partió con el restaurant "La Pérgola", en Collín al llegar a Argentina. Aunque se han instalado varios locales (fundamentalmente de sándwich en el sector), ha logrado mantener una fiel clientela. "Nuestra filosofía es no tener precios altos pues perjudica. Por ejemplo, una cazuela cuesta $ 3.600, Chupe de Guatitas $3.800, ambos en platos de greda", detalló Aguilera.
"Lo importante es estar siempre atento a cualquier requerimiento por parte de los clientes, y solucionarlos. Gracias a eso, mantenemos a clientes por años, quienes nos han terminado recomendando a otras personas", comentó con un aire de satisfacción.
"La atención es buena y expedita. Hace 40 años que conozco el local, desde cuando mi padre me traía. Ahora yo traigo a mi hija, ya se ha convertido en una tradición familiar".
Gabriel Escalona Cliente de la Pensión Valdés
Constante adaptación a las nuevas generaciones
Hace 40 años, "El Chico Ernesto", se ha transformado en una de las picadas más conocidas para quienes visitan el mercado de la plaza Sargento Aldea. Aunque el fuerte del menú está compuesto por platos como cazuelas, chupe de guatitas, porotos, "también nos hemos ido adecuando a los requerimientos de las nuevas generaciones, agregando churrascos, papás fritas, comida más chatarra", reconoció Clara Becerra, hija de la dueña y quien administra el local 149 del popular sector. La calidez y dedicación que ponen quienes trabajan en el lugar es reconocida por clientes como Carlos Fuentes, quien hace tres décadas que frecuenta el establecimiento. "Generalmente los sábados cuando vengo a la vega paso a comer empanadas. Aparte de lo sabrosas, me da confianza la manera como las preparan, y aprovecho de conversar", comentó.