Ex pareja de Vanessa Trigari busca la reinserción en Yungay
DRAMA. Miguel Ángel Cruz (35), quien tuvo dos hijos con la mujer acusada de matar al pequeño Ángel Márquez, descartó haberla ayudado a encubrir el crimen en Molina.
A 18 meses de recuperar su libertad, y con el objetivo de rehacer su vida una vez que termine el periodo de reclusión parcial en la cárcel de Yungay, Miguel Ángel Cruz Rojas espera recuperar la tutela de sus dos hijos nacidos en el matrimonio que tuvo con Vanessa Trigari, mujer que enfrenta el juicio por homicidio calificado del pequeño Ángel Márquez.
El hombre de 35 años, quien cumple condena por tráfico de drogas, mantuvo una relación de casi diez años con la acusada, y fue el 22 de agosto de 2015 el día en que viajó hasta Molina, en la región del Maule, porque Vanessa Trigari le dijo que había ocurrido un accidente en el que estaba involucrada uno de los hijos en común.
Al llegar al lugar, ella le confesó a Miguel Ángel Cruz que el pequeño Ángel Márquez, de cuatro años, quien era el hijastro que vivía con ella y su pareja, había sufrido una caída después de jugar con su hija y eso le había causado la muerte.
"Desde que me llamó, pasó una semana para que yo fuera a verla, pero cuando llegué escuché su confesión y me fui en menos de una hora. Sabía que era una situación grave. Le creí, pero le dije que no lo podía ocultar. Le aconsejé que si era verdad lo que me estaba diciendo, que lo dijera a la policía, porque los peritos lo iban a comprobar y ella no iba estar presa mucho tiempo", relató.
Luego, a principios de septiembre, ya de regreso en Yungay, donde se desempeña como trabajador de una panadería, se enteró por televisión de la historia que conmocionó al país y que ahora es materia de litigio. "En un primer momento se dijo que yo le pude prestar ayuda, pero eso jamás ocurrió y se comprobó en la investigación de la fiscalía", aclaró Miguel Ángel Cruz.
Vida en Yungay
Vestido con terno y anteojos, el hombre que hoy se encuentra en Yungay viajó y se presentó ante el tribunal de Juicio Oral en Lo Penal de Curicó el pasado martes 30 de agosto, tras ser citado por la fiscalía para que declarara su rol en los hechos.
En la audiencia declaró que cuando Vanessa Trigari le confesó la muerte del pequeño Ángel, su reacción fue mentirle y decirle que había un gendarme esperándolo para volver a la comuna ñublensina. Desde entonces, sólo ha mantenido contacto telefónico con ella.
"La relación con ella se acabó porque yo era un mal hombre. No la respetaba y tampoco a mis hijos. Caí preso y se acabó la relación. Ahora mantenemos contacto por los dos hijos y por eso nunca se va a perder el vínculo", declaró Miguel Ángel Cruz, agregando que hoy está tranquilo en el penal de Yungay. "Los internos saben cómo soy y los gendarmes me han dado las facilidades para trabajar", dijo el hombre, recordando que por varios meses perdió el beneficio a raíz de las especulaciones de la prensa. "No ha sido fácil. El juicio, el estigma de la sociedad y que mi pareja se haya ido de la casa hace 15 días me tienen mal", dijo.
Hoy, dice, espera recuperarla porque tiene claro que lo de Vanessa Trigari está enterrado. "Ella, en todo caso, siempre tuvo un buen trato con los niños, por eso no sé si creer todas las cosas que se han dicho", dijo.
Acusada arriesga presidio perpetuo
La máxima pena que contempla el Código Penal chileno, presidio perpetuo calificado, es lo que fiscalía pide para Vanessa Trigari, quien está acusada de haber asfixiado a Ángel Márquez, de cuatro años, antes de arrojar sus restos dentro de una bolsa a un sitio eriazo de Molina. El pequeño vivía con ella, dado que era el hijo de su pareja, Freddy Márquez. El lunes, en el tribunal de juicio oral en lo penal de Curicó se inició el juicio. La mujer declaró y aseguró que el pequeño Ángel jugaba con su hijo, cuando cayó desde un camarote, y por los nervios -reconoció- ocultó su cuerpo.