Fue por terceros que el seremi de Salud, Mauricio Careaga, se enteró del incendio en la copa de los residuos industriales que está en el interior del relleno de la empresa Biodiversa que se ubica en el sector rural de Llollinco, comuna de Chillán Viejo.

"Instruí en el transcurso de la tarde que nos citaran a darnos explicaciones porque ellos asumieron que había sido leve, asumieron que no había sido peligroso, asumieron muchas cosas, pero eso lo tiene que hacer el fiscalizador y no el fiscalizado. Así que instruí que fueran a informarnos y a darnos las explicaciones del caso", afirmó el seremi de Salud, Mauricio Careaga.

La información que llegó a oídos del secretario regional, a través de las consultas de la prensa, generó de inmediato la reacción de la autoridad de salud y emitió el requerimiento que fue despachado durante el transcurso de la tarde de ayer.

"Queremos que nos informen lo que pasó. Ayer en la mañana parece que habría un amago de incendio en el relleno en la copa de los residuos domiciliarios, aunque no tengo la claridad, y que lo habrían sofocado con sus propios medios en un tiempo razonable, pero tienen que informarnos. Al aparecer ellos no estimaron que era necesario informarnos y eso deben afirmarlo nuestros cuerpos técnicos y no ellos, y por eso pido que nos den información sobre ello a nuestra unidad de gestión ambiental", recalcó la autoridad de Salud.

En tanto, los vecinos del sector alertaron que ésta no sería la primera vez que ocurren este tipo de situaciones, ya que tienen imágenes de grandes cantidades de humo que emanan desde los montículos de basura domiciliaria.

"Hay información sobre esto y me parece que la reacción de la Seremi a veces es muy lenta", dijo Ulises Lari, presidente del Comité Ambiental de Chillán Viejo.

El informe que presentó Biodiversa a los medios de comunicación fue que ayer, a las 9:00 horas, se registró un evento operacional en la unidad de tratamiento de residuos industriales de Ecobío, punto que para los vecinos del sector es el más sensible.

"La brigada interna de la planta controló la situación a las 9:30 horas y no se registró lesionados ni daños a instalaciones de la planta de residuos. El evento ocurrió en una zona denominada zócalo, unidad de tratamiento confinada, impermeabilizada, obra gruesa construida en hormigón, diseñada para que ocurran eventuales reacciones, previa a la disposición final", fue el comunicado que entregó la empresa.

Fue una larga lucha en tribunales la que debió enfrentar la familia del profesor chillanejo León Ortiz y su hija Valeria, quienes murieron producto del tsunami que afectó a Dichato tras el terremoto del 27-F del 2010.

Luego que el Tercer Juzgado Civil de Concepción fallara en favor de la familia, en el 2015, sólo ayer la Corte de Apelaciones penquista ratificó la sentencia de primera instancia. "No sé nada de eso, yo ya no hablo de ese tema", dijo escuetamente Sonia Obregón, viuda del profesor.

Fue al mediodía de ayer que la Corte de Apelaciones confirmó, sin costas de la instancia, la sentencia en la que el Fisco de Chile deberá pagar por concepto de indemnización de perjuicios por daño moral, la suma de $70 millones a Sonia Obregón y la suma de $30 millones a Pablina Ortiz Obregón (hija del profesor).

La solicitud llegó al tribunal de alzada en apelación por parte del Fisco, ya que este último acusó que no tendría lógica la argumentación del Tercer Tribunal Civil sobre el carácter de fortuito del terremoto y tsunami, dadas las especiales características del primer evento. En relación a esto se sostiene que, "la falta de servicio que imputa al Estado de Chile se traduce en el actuar negligente de uno de sus representantes, esto es, el intendente de la región del Biobío, al comunicar, con la precaria información disponible, la inexistencia de riesgo de tsunami", determina el fallo.

Fatídico cumpleaños

Desde 1946 que Sonia visitaba el balneario de Dichato y 42 años junto a su marido León, con quien tuvo 3 hijos, entre ellos Valeria Ortiz, quien también falleció en el tsunami.

Fue en la calle Las Hortensias N °716, de la comuna de Dichato, a sólo siete cuadras de la orilla del mar, que tenían su vivienda donde junto a sus hijos disfrutaban de las vacaciones y donde, en el 2010, Sonia decidió pasar su cumpleaños en la zona costera, por lo que se instaló en su casa desde el 21 febrero del fatídico año.

Los hechos que se sucedieron dicha madrugada fueron crudamente relatados en la demanda que interpusieron en el Tercer Juzgado de Concepción, bajo el patrocinio de su abogado Fernando Saenger.

"Se les señaló que salieran de la casa porque podrían haber marejadas, razón por la que salieron en forma inmediata. Permanecieron por varias horas en el cerro, tratando de sintonizar alguna radio para saber qué estaba pasando, ya que no tenían vista del mar y escucharon a través de una emisora que informaba que el terremoto había sido en las costas de Chile, pero que no había alerta de tsunami, por lo que decidieron volver a la vivienda", es parte del relato incluido en la sentencia de primera instancia.

Cuando regresaron a buscar sus maletas, sigue la narración, "a la altura de la línea férrea dos carabineros no les advirtieron de ningún peligro sobre marejadas o tsunami, pese a que el matrimonio les dijo que irían a buscar sus maletas a la vivienda que estaba muy cerca del mar. Fue en el automóvil cuando la ola los pilló y dejó atrapados a León y su hija Valeria".

Sonia recordó que fue trasladada al hospital de Tomé, y una enfermera se acercó y le avisó que su hija Valeria había sido encontrada y estaba en la morgue. "Indica que no quiso verla", se lee en el fallo.