Cambio de gabinete
Señor Director: El exiguo cambio de gabinete ha sido como tratar de tapar el sol con un dedo. Es imposible oscurecer la claridad con que la ciudadanía observa el desastre político gobernante, donde hasta los propios partidarios critican la falta de liderazgo.
Se podría decir que los últimos acontecimientos le están construyendo una lápida de concreto reforzado a este gobierno desequilibrado con características de enfermo terminal. Dentro de los males que le aquejan y resuelto como en dictadura, es lo del padrón electoral que deja una intranquilidad y desánimo a los electores que dudan de la diafanidad del proceso, piedra angular de la democracia. Desánimo que sin duda influirá en la concurrencia a votar, porque muchos ciudadanos han perdido la fe democrática. Los problemas económicos, de inseguridad, de promesas no cumplidas y otros, son minúsculos ante esta crisis de confianza en la política. Se me ocurre un buen epitafio: "La democracia es el sistema de gobierno que exige esencialmente liderazgo".
Marcos Concha Valencia.
La pregunta del 23%
En reglas generales a muy pocos les satisfizo el cambio parcial de gabinete, siendo lo más criticado el que "se desvista un ministerio (Energía) para vestir la campaña electoral de Ricardo Lagos". Entonces la pregunta es, cuando el ex presidente Ricardo Lagos recluta al ministro Pacheco, de buen desempeño, destacado transversalmente con el beneplácito de nuestra presidenta Bachelet para liderar su futura campaña electoral, ¿es una señal inequívoca que La Moneda entra en el modo de contar los minutos que faltan para que termine el partido, aceptando el marcador adverso, como lo sostiene el Diputado Boric (Tirar la toalla), en vez de cambiar a otros ministros, incluso cuestionados por miembros de la NM, como el equipo político en pleno, para intentar revertir las magras cifras de aprobación, para dedicarse de una vez a solucionar los verdaderos problemas que le interesan a la ciudadanía y que han sido profusamente explicitados por todos los medios posibles?
Luis Enrique Soler Milla.
¿Dónde votar?
Señor Director: Es inconcebible lo sucedido con los cambios de direcciones para votar.
Sería más entendible - así como están las irregularidades en el país- alguna posible maniobra sucia en beneficio de candidatos proclives al actual gobierno, al cambiar de domicilio únicamente a los votantes de personajes contrarios a este gobierno -captados de estadística de la última votación- para potenciar el recuento normal de votos de los afines al gobierno.
Pero ni esta inconveniente suposición es válida, puesto que el error general de cambiar de domicilio o lugar de votación indiscriminadamente confirma la auténtica torpeza e ineficacia de los autores de estos cambios y perjudica por igual a todos los inscritos.
Es evidente que la presidenta últimamente ha descuidado la lectura de la prensa nacional y no se impuso oportunamente de lo que se nos venía encima con el inexplicable error aludido, suspendiendo, corrigiendo o postergando la votación, siendo estéril la medida de cambiar personajes involucrados por otros que igualmente no aseguran la autenticidad de los resultados de la votación del domingo.
David Benavente.
Abstención, un problema de desigualdad
Según estimaciones del propio gobierno unas 5 millones 500 mil personas, menos del 40% de los habilitados para votar, sufragaría el próximo domingo. Chile es el país con mayor abstención del mundo bajo el sistema de voto voluntario, de acuerdo al Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA). Múltiples estudios sugieren, además, que ésta se concentra en ciertos grupos de la población.
Como ocurre en varios otros temas que trabajamos en Rimisp, la participación electoral no se reparte aleatoriamente entre todos los ciudadanos. En democracias donde pocos votan, las clases altas participan en proporción mayor que los sectores más vulnerables, regularidad denominada sesgo de clase en la participación.
Según datos de la última CASEN, en Chile la pobreza se concentra en zonas rurales donde duplica a los índices de zonas urbanas. Ya tendremos claro entonces dónde se votará más. La abstención también se convierte así en un tema de desigualdad: el tamaño de la comuna y cuán urbana es la misma, afectarán la capacidad de convocatoria.
Desde la Cámara proponen un plan de establecimiento de urnas rurales como una forma de que todos lleguen en igualdad de condiciones a ejercer el derecho a sufragio. ¿Es una solución? ¿Es sólo un problema de acceso físico? Hay en discusión aspectos más de fondo que no se mejorará con más urnas ni más mesas.
Ignacia Fernández, Directora Ejecutiva Centro Latinoamericano de Desarrollo Rural.