Abstención y voto voluntario
En Chillán, votaron cerca de 14 mil personas menos que en la elección de 2012. En Chile, el voto no conquistó a más del 31% del electorado.
Tal como lo anticipaban los analistas, el fenómeno de la abstención efectivamente marcó el segundo proceso de elecciones municipales con voto voluntario. De acuerdo a las cifras entregadas por el Servel, para el ejercicio de este 2016 (con el 89.69% del padrón escrutado) votó el 31% del electorado versus un 69% que se abstuvo. El 2012, en cambio, votó el 43,2% y con un padrón inferior al actual en 707 mil votantes.
Aun cuando estas cifras son preocupantes, resulta necesario hacer un análisis de lo ocurrido en las últimas horas en Chillán. De acuerdo a lo que se observó en las mesas y locales de votación, fueron los adultos mayores quienes se acercaron desde tempranas horas a cumplir con su deber cívico. Así precisamente lo entendían ellos, lejos del alejamiento con la política, las fallas con el padrón electoral, este grupo de la población llegó con un compromiso a toda prueba a responder al llamado que hicieran las autoridades a sufragar y a elegir así a sus próximas autoridades comunales. No importó la edad, la salud, la distancia para aquellos que llegaron desde las zonas rurales, ni tampoco la condición física. Quizás el ejemplo más patente de ello fue el elector de Chillán Viejo, Pablo Ilabarra -de 56 años- quien pese a sufrir una discapacidad que le obliga a desplazarse en silla de ruedas no dudó en recorrer los 40 kilómetros que separan a su comuna de su tradicional local de votación, Coihueco. Tampoco amilanó su espíritu el enterarse ya en su mesa que su domicilio electoral había sido cambiado a Concepción y que por ello se quedaría sin emitir su voto. Su mensaje resulta por lo demás emotivo: "Quise votar porque es mi derecho como chileno. ¿Cómo voy a exigirle a las autoridades si no voto? Sería lindo que todos tuvieran ganas de votar".
En Chillán votaron casi 14 mil personas menos que en 2012. El panorama se repitió a nivel nacional, donde la abstención fue alta y trajo nuevamente al debate la posibilidad de volver a instaurar el voto obligatorio. Parece necesario analizar que la falta de una educación cívica es notoria e imperiosa en nuestra juventud. Animarlos a participar, cuando se sienten excluidos del sistema, es trabajo de los educadores. Quizás antes de pensar en obligar el voto, sería más importante explicar porqué resulta tan relevante para el devenir de nuestra nación.
En segundo término, el nivel de abstención en Chile no es muy distinto al de países más desarrollados de la OCDE donde 26 de las 33 naciones miembros han optado por la voluntariedad en el ejercicio cívico.
Finalmente, también influyó la nueva ley electoral que puso diversas trabas a la propaganda electoral, por lo cual el ambiente previo no fue tan intenso como en procesos anteriores. Si bien, la comunidad agradeció el mayor orden, realmente atentó contra la información de las candidaturas al ciudadano.