Incendios, humo y calor amenazan a las cepas patrimoniales del Valle del Itata
ÑUBLE. Aún no existe un catastro en la zona, pero especialistas esperan que los efectos y pérdidas en viñedos sean menores a los sufridos en otras zonas como en Maule Costa.
Esta vez no será el precio ni la sequía, sino los efectos del "mega incendio", el humo y las altas e históricas temperaturas. A un mes del inicio de la vendimia en el Valle del Itata, la situación de los viñedos es de "una preocupación la latente" en varias de las 13 comunas que componen este territorio donde se encuentran las parras centenarias y patrimoniales del país como País, Malbec, Moscatel de Alejandría y Carignan.
"Era una buena temporada, pero por el tema de los incendios dudo que alguna viña no se haya salvado de los efectos indirectos de las altas temperaturas y las cenizas volátiles en este valle, en el que se encuentran las parras más viejas de Chile y donde los más perjudicados son los pequeños productores", afirma Felipe Neira, presidente de la Asociación Gremial de Enólogos y Profesionales del Vino del Valle de Itata.
Por ahora, mientras muchos de los racimos están "en pinta", esta situación es más preocupante que grave, dado que no existe un catastro técnico oficial del Valle, el que está en elaboración, en una zona que concentra la mayoría de las 7.171 hectáreas de viñas de la región, de las cuales 3.866 hás. corresponden a cepas tintas y el resto a cepas blancas, según el Catastro Vitivinícola del SAG de 2013.
Las mayores hectáreas plantadas de viñedos en este valle -declarado con Denominación de Origen- se concentran en Coelemu (1.290), Quillón (1.126), Portezuelo (926), Ránquil (874), San Nicolás (677) y Ninhue (646).
"Nosotros resguardamos nuestras viñas que son de cientos de años. Que se quemen o se destruyan es una gran pérdida para nosotros", expresa Flor Guevara, presidenta de la Junta de Vecinos de Quitento, uno de los sectores de Portezuelo más afectados por el incendio.
Las palabras de la dirigente vecinal son eco del resto de los cerca de 5 mil viñateros del Itata (3.100 con iniciación de actividades) que producen anualmente un alto porcentaje de los 26 millones de litros de vino y espumantes de la región.
En elaboración
En cuanto a las plantaciones dañadas, hasta la fecha se conocen cifras generales en la zona centro sur, como la elaborada por la Mesa del Vino, convocada por la Asociación de Vinos de Chile, y que sigue en actualización dado que la emergencia prosigue.
Sin embargo, el catastro de las hectáreas de viñedos quemados por los incendios a lo largo del país en el último reporte -del fin de semana- de esa mesa registraba 109 hectáreas de Vitis vinífera quemadas de un total de 141 mil a nivel nacional.
"Dicha pérdida se concentra hasta el momento en viñas de pequeños productores, varios de ellos con producción de vinos de cepas centenarias", informa el portal Wines of Chile, que añade que la zona más afectada es Maule Costa, con cerca de 100 hectáreas de viñedos quemados en la zona de Cauquenes, principalmente de pequeños productores con viñedos antiguos y cepas patrimoniales.
En el caso del Valle del Itata, indica Felipe Neira, se ha constatado algunas viñas afectadas: Piedra Lisa, ubicada en la comuna de San Nicolás, que presentaría pérdidas del orden del 90% de sus viñedos, en una propiedad de 440 hectáreas, principalmente de uva patrimonial País (además de injertos en ese varietal con Carignan y Petit Verdot, entre otras cepas).
"La otra afectada es la Viña Prado en Portezuelo, donde habían dos focos de incendio que estaban amenazándola", indicó el dirigente vitivinícola.
A su vez, en Coelemu, el presidente de la Sociedad Viñas de Guarilihue, Charles Rodríguez, señala que el sector Pinihue fue el más afectado (al sur oeste de la capital comunal) por el fuego y dañó una parte pequeña de los viñedos.
"Un productor de Huaro perdió una hectárea de viña de cepas blancas", dice el dirigente que espera que la próxima semana se tengan una radiografía más competa.
A esto se sumarían unas 6 mil plantas de vid afectadas de acuerdo a un reporte preliminar de usuarios de Indap.
Juan Carlos Lagos, presidente de la Cooperativa Coovincen de Quillón, que reúne a 70 productores, dice que a la fecha "no existen viñas afectadas por el incendio", salvo en casos puntuales con racimos dañados por las altas temperaturas de la última semana con máximas que bordearon los 40°C.
Fuego y humo
Para el asesor de Corfo Biobío y de la Seremía de Agricultura, Víctor Vargas, hay dos escenarios esperables: un efecto físico en la planta (vid) y otro por irradiación del humo sobre los viñedos.
Para ello, recalca el enólogo de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, se deben catastrar las hectáreas y determinar cuánta es la producción comprometida.
"El 95% del valle estuvo bajo el efecto del humo por varios días", comenta.
Vargas explica que el tronco de la planta (parra) contiene lignina, al quemarse genera una "pirolisis" que libera algunos compuestos (aldehídos fenólicos, guayacoles, siringón y cresoles) causantes de aromas de humos en los vinos resultantes.
"La planta tiende a acumular estos compuestos en el grano de uva (baya) y en la hoja. El problema es que estamos en una etapa con racimo formado, al que le falta acumular azúcares. Esos aromas van a quedar ligados", precisa el enólogo que cubre Ránquil, Portezuelo y Coelemu.
Vargas indica que si no se hace un manejo necesario en la vinificación, los vinos empezarán a mostrar estos aromas en el tiempo, tal como demuestran estudios de la universidad australiana de Adelaida.
"La tarea es saber cómo, con prácticas enológicas, se enfrentará esta situación para mitigar estos compuestos", se pregunta el enólogo, que agrega que más que el precio de la uva, el efecto se dejaría sentir en la calidad del vino.
CAlor excesivo
El enólogo Víctor Vargas explica que el excesivo calor generaría una fotosíntesis alterada en el producto.
"Las plantas responden a la fotosíntesis que trabaja con umbrales de temperatura. Cuando son muy altos, la planta se cierra automáticamente y no refrigera, por lo que comienza a deshidratarse y deja de acumular azúcares", detalla.
En otros casos, como en Quillón, tiene un efecto puntual que se traduce en una "quemazón" de los gramos cuando queda al sol directo.
"La gente tiene una práctica de deshojar el racimo y eso provoca que el grano se exponga. Hubo un golpe de calor por este motivo, pero es un tema marginal", comenta el dirigente Juan Carlos Lagos, quien se apresta a organizar por segundo año el centro de acopio (El Arenal) surgido el año pasado, al igual que otros tres más que ayudaron a resolver el precio de la uva en el Valle del Itata.
"Era una buena temporada... dudo que alguna viña no se haya salvado de los efectos indirectos de las altas temperaturas y las cenizas volátiles en este valle donde se encuentran las parras más viejas de Chile".
Felipe Neira, Presidente de A.G. Enólogos y Profesionales del Vino del Itata"
Catastro real en el valle
"Respecto a la situación de las viñas en el Valle del Itata, sabemos que hay algunas zonas donde se reportan -hasta el momento- daños menores; sin embargo, no podemos evaluar la situación en un 100%, debido que aún hay sectores que se encuentran con focos activos y estamos a la espera de que los incendios sean controlados para poder ingresar y hacer un catastro real, que será nuestra base para activar nuestro apoyo a los agricultores afectados", precisa el seremi de Agricultura, Rodrigo García, en respuesta al petitorio previo hecho por el senador por Ñuble, Víctor Pérez.
7.171 hectáreas plantadas de viñedos se registran en las comunas que componen el Valle del Itata, según el Catastro Vitivinícola elaborado por el SAG en el año 2013.
109 hectáreas de Vitis viníferas del país, de un total de 140 mil hás, habrían sufrido el efectos del fuego en la zona centro sur de acuerdo a un informe preliminar de la Asociación de Vinos de Chile.