En el 2011 nació la Asociación de Vóleibol de Chillán, Avolchi, entidad que ordenó y le dio un fuerte impulso a la disciplina en la ciudad y que tiene logros que se manifiestan en participaciones nacionales, talleres y visitas de selecciones nacionales.
Detrás de cada asociación hay rostros que le dan vida y son el motor y el primer presidente de Avolchi fue Jorge Roa, quien llegó a Chillán proveniente de la Universidad la Frontera de Temuco, donde estudió educación física y donde pudo desarrollar su pasión por el deporte de los saques y remaches en la red.
Su primer trabajo en Chillán fue en el colegio Tecnológico Darío Salas, donde conformó un equipo que obtuvo el cuarto lugar en los Juegos Bicentenarios, pero el balón mano, lo cual no le impidió encontrar un espacio para su real vocación.
- ¿Cómo se genera tu gusto por el vóleibol?
- Mi ciudad natal estaba rodeada de ríos y mucha arena y junto a un grupo de amigos, cuando tenía 12 ó 13 años, recogimos una red de un arco de fútbol que habían votado, la armamos con unos palos, sin conocer medidas ni nada y comenzamos a jugar. Yo me compré una pelota que me costó como $5.000 y con un hacha comenzamos a cortar palos y armar las canchas. Empezamos a jugar cuatro personas y llegamos a tener un grupo de 40 y fue ahí cuando me comencé a enamorar de esta linda disciplina.
- ¿Cuándo el gusto por el vóleibol pasa a ser de un pasatiempo a algo más competitivo?
- Primero aprendí a jugar en cancha de arena, no sabía jugar indoor (en gimnasio bajo techo), pero en el colegio un profesor vio lo que estábamos haciendo, nos agrupó y formamos equipos y rápidamente comenzamos a dar buenos resultados y por el Liceo A66 de Laja ganamos a nivel provincial, regional, dimos vida a una generación de alumnos que se mantuvo por cinco años juntos y luego varios salieron a jugar a universidades y fue ahí cuando me fui a la Ufro, tiempo en el cual jugué en varias partes en representación de la universidad, gracias al vóleibol tuve la oportunidad de educarme, me dieron becas, me formé profesionalmente y terminando mi carrera me vine a Chillán.
- ¿Qué torneos recuerdas como voleibolista?
- Como universitario clasificamos a los nacionales de Valdivia y Punta Arenas, no fuimos campeones, pero si participamos en las fases grupales. Por lo menos llegamos a los nacionales luego de quemar varias etapas. Pero si fui campeón en 1994 a nivel laboral cuando ganamos defendiendo a la CMPC Laja, que era la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, se armó un equipo entre trabajadores y gente que recién veníamos saliendo del colegio, fue una experiencia muy bonita, saqué muchas cosas positivas.
- Cuando llegaste a Chillán ¿cómo lograste abrir un espacio para el vóleibol luego de un exitoso inicio en el balonmano?
- En el Colegio Tecnológico Darío Salas comencé a trabajar con un grupo de 12 chicos aproximadamente, no teníamos ningún espacio, pero nos acomodamos y empezamos a jugar, rápidamente se empezó a sumar más gente, los que estaban mejoraron, armamos un buen equipo y al año siguiente le dimos vida a taller de vóleibol, desde eso ya pasaron 12 años y hemos logrado situarnos a nivel nacional.
- ¿Cómo se logró organizar el vóleibol local a través de la Asociación?
- Cuando llegué a Chillán pensé que se practicaba bastante más vóleibol, pero mucho no había, luego llegué a la Universidad del Bío Bío como jugador y pillé un grupo de gente muy bueno que a la postre nos transformamos en amigos, luego se me ofreció dirigir el equipo y de eso ya pasaron cerca de diez años.
- ¿Qué es más complejo, ser jugador o entrenador?
- Todo deporte visto desde afuera se ve más fácil, pero dirigir también es complicado, porque hay que entrenar a seis personas para que te crean lo que le estás diciendo, hay que hacerles ver que la formación que estás empleando es la correcta, pero en la Universidad del Bío Bío logramos armar un equipo de damas muy competitivo, fuimos terceros en la Liga A3 de la Federación de Chile. Sin duda dimos un paso muy importante. Con los varones se hizo un trabajo paralelo, pero fue un poco más lento.
- ¿Cómo nace la Asociación de Vóleibol de Chillán?
-Me enteré que el presidente de la época de la Federación de Vóleibol iba a ir a Temuco a visitar un amigo, logré que pasara a Chillán, se quedó en mi casa, conversamos, fuimos a la Municipalidad y nació la idea de la Asociación y así comenzamos a participar en todo lo que se podía y en todas las categorías. Trajimos a la Selección Chilena, hicimos partidos de mini vóleibol, entre otras cosas.
- ¿Cómo motivar a las nuevas generaciones?
- No tengo la receta, pero si he logrado que la gente crea en mí, siempre llega ese momento en el cual logras despertar el interés en un niño y nunca más deja el vóleibol.
"Jugué en varias partes en representación de la universidad, gracias al vóleibol tuve la oportunidad de educarme". "Cuando tenía 12 ó 13 años, recogimos una red de un arco de fútbol que habían votado, la armamos con unos palos"."
Nació 2011