Pese a los distintos argumentos que esgrimen las autoridades de salud para explicar el complejo panorama que actualmente vive el sistema público en Chile, la propia Subsecretaría de Redes Asistenciales acaba de confirmar un dato escalofriante: En 2016, un total de 25 mil personas murieron en Chile mientras esperaban por una atención médica de especialista, lo que equivale comparativamente casi al 15% de la población actual de Chillán.
En Ñuble, en el transcurso del mismo periodo, perdieron la vida 943 personas, las que según cifras de la misma Subsecretaría deberían haber esperado en promedio un año y tres meses para haber podido acceder a una consulta para una patología no incluida en el sistema Auge.
Los números son fríos y, pese a su contundencia, no reflejan el verdadero drama que viven centenares de personas en nuestra provincia para acceder a ser atendidos por un profesional médico especialista y dar solución a sus problemas de salud, que en muchos casos son urgentes y requieren de una atención oportuna y eficiente.
En lo que va corrido del presente año, la lista de espera no Auge en Ñuble la integran 72.837 personas, que no constituyen una prioridad, porque el sistema privilegia 80 patologías de salud Auge y de mayor gravedad, ya que su oportuna resolución está garantizada por ley. De esta manera, personas con enfermedad vascular cerebral, tuberculosis, aneurisma cerebral, apendicitis o insuficiencia hepática, por nombrar algunas, pueden quedar sencillamente relegadas.
Desde el Servicio de Salud Ñuble argumentan que existe un 15% de pacientes (31.812 el año pasado) que no asistió a las consultas agendadas y que, según sus cruces de datos, habría muchos casos de pacientes que fallecen de patologías distintas por las cuales esperaban atención, aunque se desconoce el número exacto.
Lo que no logra explicar este mismo servicio es que, al 31 de enero de este año, la lista de espera no Auge en la provincia supera a otros servicios que atienden a una población muy superior a la nuestra, como Talcahuano, Concepción, inclusive algunos de la zona metropolitana, lo que lleva necesariamente a pensar que el problema atañe más a una gestión que no ha logrado canalizar adecuadamente la creciente demanda en salud, tomando en cuenta que en 2015 Ñuble ostentaba una lista de 67 mil pacientes en espera, es decir que en dos años ha crecido en 6 mil personas, más que la capacidad para resolverlas. En este tema, el senador Alejandro Navarro ha coincidido con el Colegio Médico, en que la responsabilidad de estas cifras negativas recae innegablemente en el Estado, que ya debiera pensar en una reingeniería de la salud pública.