Chillán Poesía
Mesa 1 Estará compuesta por Carlos Cociña y Carla Valdés.
Mesa 2 En esta participarán Sandra Bórquez, Teresa Oñate, Pilar Guzmán y Úrsula Villavicencio.
Mesa 3 estarán Carmen Avendaño y Abigail Soto.
Mesa 1 Estará compuesta por Carlos Cociña y Carla Valdés.
Mesa 2 En esta participarán Sandra Bórquez, Teresa Oñate, Pilar Guzmán y Úrsula Villavicencio.
Mesa 3 estarán Carmen Avendaño y Abigail Soto.
Si la realidad es el mundo que nos rodea, sin realidad no hay conciencia. El cerebro existe pues es parte de ella. La conciencia puede existir sin que el mundo externo module su actividad. Cuando lucubramos, recordamos o soñamos no se requiere necesariamente una entrada sensorial.
El mundo sólo se puede captar con el cerebro; captar es, en sí mismo, una función cerebral. El cerebro simula la realidad. Tiene que hacerlo porque el tamaño de la cabeza y del cuerpo es pequeño comparado con el tamaño de la realidad.
Allí sólo caben descripciones. Si por conciencia se entiende construir una imagen, entonces la realidad es ésa. Tan cercana está la realidad de lo que vemos. Por eso cuando cae un árbol en la selva, y no hay quien lo oiga, no produce sonido. El sonido es una interpretación que hace el cerebro de las vibraciones del aire producidas por el árbol que se derrumba. Las vibraciones en el aire son el amor.
Elaboras redes con puentes o túneles, que evolucionan para que las transferencias sean eficientes y, otras queden anuladas. A pesar de ello, pueden desmadejarse y en el quiebre, en la casi imposibilidad de respirar sin los nudos, apareces devastada. Todo era falso pero posible. Túneles y puentes, aunque destruidos, persisten en la anulación.
Autor Carlos Cociña
Editorial Tacitas Año 2010 64 páginas.
Quizás el poeta penquista, Carlos Cociña Gallardo, no tiene tantas publicaciones como otros eméritos de la prosa, pero sus trabajos han sido reconocidos en diversas latitudes por su originalidad. El artista se presenta hoy en la segunda jornada de "Chillán Poesía" que se realizará a las 17 horas, en la Sala Schäfer de la Universidad del Bío Bío.
Cociña vivió hasta sus 30 años en Concepción, para después radicarse en Santiago. La decisión de dedicarse a la poesía la tomó a los 20 años, después que fallecieron sus padres y de haber pasado un gran tiempo como lector de distintas obras de varios autores, entre los cuales destacan Nicanor Parra, Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Vicente Huidobro.
El autor se tituló de profesor de español, carrera que estudió en dos periodos en la Universidad de Concepción. Su libro "Aguas Servidas" escrito el 1981, en el ámbito literario es considerado uno de los libros claves en la poesía chilena de la década de los 80.
¿Cuándo se dio cuenta que sus poemas estaban dando que hablar en el ámbito literario y en el público?
Mi primer libro lo publiqué el año 1981 cuando tenía 30 años. Anteriormente hubo un periodo de más o menos ocho años donde escribí algunos trabajos en unas revistas. En esos años el libro tuvo buena acogida en círculos literarios y me di cuenta que estaba empezando a ser leído.
¿Pensó que el libro Aguas Servidas se transformaría en un clásico de la poesía chilena?
Es un libro importante dentro de mi trayectoria y le he realizado un par de ediciones más, porque ha sido muy solicitado. Desde que creó esa obra, me fui vinculando más con el mundo de la poesía, sobre todo con mis contemporáneos. A mí me interesaba mucho comunicarme con mis pares, lo que pude hacer a través de cartas, que eran los whatsapp de ese tiempo... (ríe).
¿Hay algunas temáticas que lo apasionan más que otras?
A mí me interesan los códigos, o sea cómo opera la percepción que las personas tenemos del mundo. Para eso fue clave un libro que leí el año 72, "De máquinas y Seres Vivos" de Humberto Maturana y Francisco Varela. La percepción es una de las cosas que más me ha marcado y en todas las obras la sigo trabajando. Cuando hablo de los códigos me interesa mucho cómo funcionan los diferentes lenguajes.
Usted no publica con tanta frecuencia, pero sus obras dan que hablar, ¿Por qué sucede esto?
No publico muy seguido, y un ejemplo de eso es que pasaron once años después de "Aguas Servidas", para que el año 1992 saliera "Tres Canciones". Siguiendo en esa dinámica en 1999 lanzó "Espacios de líquido en tierra" y de ahí el compás de espera fue hasta el 2010, fecha en que apareció "Plagios del Afecto". La última obra que publiqué fue este año la que se llama "la Casa devastada".
¿Ha podido aprovechar las redes sociales para mostrar su trabajo?
El año 2003 empecé a realizar escritos para internet, porque me interesaba mucho esa plataforma como soporte. Entiendo que se ha generado un cambio radical en la forma de acceder a la información, lo que afecta al arte.
Entonces ¿Se siente muy cómodo con la Internet?
Las nuevas tecnologías me parecen muy vigentes, ya que todo el mundo las utiliza y claramente afectan al arte. La Internet tiene que ver con la información, las imágenes, o sea el vínculo que desarrollan con las personas. A mí me ha servido para el proceso de mi trabajo, ya que me ha dado la posibilidad de arreglar mis escritos, darles otra mirada. Al subir un texto en la web hay más personas que pueden ver y leer el trabajo.
Si podría definir su poesía ¿cómo lo haría?
Es una poesía que busca en el lenguaje aquello que no se puede decir. Es una prosa que tiende a detonar, desde el lector, percepciones distintas de lo que se acepta en general por la gente.