El anuncio es alentador: en junio se anunciará un Plan Nacional de Salud Mental. En lo esencial, de aquí a 2025 duplicará los recursos que hay en este campo, que hoy alcanzan a $ 128 mil millones, es decir, un 2,13% del presupuesto total del ministerio. Es por eso que hasta la fecha la atención en este plano ha sido calificada como "el pariente pobre" de la salud.
La urgencia la respaldan las cifras. Más del 50% de las enfermedades laborales de 2016 estuvieron vinculadas con patologías mentales. Pero hay más: según la Organización Mundial de Salud, 450 millones de personas padecen trastornos de este tipo, especialmente depresión, en los cinco continentes. En 2020 representarán la segunda causa de discapacidad. En los países desarrollados, el gasto por estos males representa las tres cuartas partes del Producto Interno Bruto. En el mundo, cada año se suicidan entre 1 y 1,5 millones de personas. Chile aporta lo suyo con 1.500 suicidios anuales.
Preocupa grandemente el aumento de la autoeliminación en la juventud, fenómeno que está creciendo en forma alarmante y por causas vinculadas al estilo de vida y a la tecnología. Sin ir más lejos, el tristemente popular juego informático "La ballena azul" ya causó cinco suicidios de adolescentes y niños en nuestro país. Alienta entonces que una de las líneas de acción del Plan de Salud Mental apunte a Educación. Es indispensable prevenir y detectar enfermedades de este tipo en la edad escolar.
Hace mucho rato que las enfermedades mentales dejaron de ser un estigma. Se les puede definir como inherentes al mundo desesperado en que vivimos. En Chile, para no ir lejos, la cifra oficial de depresión es del 17,5% de la población. Pero la extraoficial indica que más del 60% de la población sufre o sufrirá algún trastorno de este tipo durante su existencia. La ansiedad afecta más de 1 millón de chilenos. La ira también. Un reciente estudio comprobó que más del 90% de la población, especialmente los conductores, se levanta diariamente dispuesto a tener por lo menos un incidente diario, con violencia verbal y física.
Es cierto que la preocupaciones en salud son muchas: trastornos cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, cánceres, enfermedades crónicas degenerativas, etcétera. Pero no es menos cierto que muchas tienen su origen en la desesperada condición mental y de infelicidad en que vivimos, aunque un 57% de la población mienta en las encuestas y asegure que es lo más feliz que hay. "La verdad tiene su hora", dijo un recordado expresidente de la República, hace cinco décadas. En salud mental llegó la hora de la verdad.
Raúl Rojas, Periodista y Académico.