Estado Laico
Señor Director:Lamentablemente se confunden las cosas y muchas personas actualmente piensan que un Estado laico es un Estado anticonfesional o militantemente ateo. Muy por el contrario, un Estado laico es precisamente uno en que se separan las esferas políticas de las religiosas, y se disuelve entonces la confusión entre Iglesia y administración civil, pero sin que estas esferas dejen de interactuar válidamente unas con otras en determinadas instancias.
Concordamos que el ideal de un Estado es la neutralidad ante las diversas creencias de las personas, no obstante dichas creencias no solo pertenecen al ámbito privado de cada individuo o grupo sino que también se hacen públicos en la medida en que conforman o estructuran valores y perspectivas que van moldeando opiniones éticas e incluso políticas.
Ante esta realidad, es el Estado quien debe amparar la libertad de conciencia y la libre expresión de los credos, aunque obviamente mediando sus límites en el respeto a la conciencia ajena. Dicho esto, cabe decir que la polémica generada esta semana por el predicador Javier Soto en la televisión es preocupante, pues a raíz de ello, se han alzado voces buscando la censura del movimiento evangélico al que él tanto dice representar.
La decisión del conductor Villouta de invitar a Soto a su programa tampoco nos parece inocente puesto que existe una conocida trayectoria de encuentros similares entre ambos. Como cristiano evangélico me preocupa de que alguien se adjudique la vocería de la iglesia para sí mismo, y por otro lado, que haya gente aprovechándose de esto para promover una agenda antirreligiosa.
Carlos Salazar Sandoval
Des-concertados
Señor Director:La salida de la Democracia Cristiana de la Nueva Mayoría encontró desprevenidos a sus Socios: se quedaron sin centro político, sólo partidos de izquierda. A estos últimos, las elecciones presidenciales de noviembre los han sorprendido a contrapié y se han dedicado a una actividad en la que son expertos: vilipendiar a Carolina Goic, la candidata a presidenta de la República que representa el centro político.
Los socialistas, principales causantes del rompimiento de la NM (caso Soquimich, caso Caval, entre otros), al igual que el PC, el PR, y el PPD, parecen no reconocer responsabilidad alguna en la crisis en que se encuentran. Como buenos seres humanos, les echan la culpa a los demás. Están tan des-concertados que fueron incapaces de encontrar un candidato presidencial de entre sus filas: tuvieron que elegir a un ?independiente?
Mauricio Pilleux Dresdner
Chiste de Piñera
Señor Director:Todos hablan de lo apropiado del chiste. Pero cuál es el problema ¿el chiste? ¿dónde lo dijo? ¿quién lo dijo? Acordemos que el chiste es malo, que hoy ese tipo de broma no es para ser contada en público, menos en época de campaña. Hay una sana censura pública contra chistes sexistas, racistas, homofóbicos y éste está al filo de ser un chiste sexista.
Pero lo más relevante del hecho es lo que esto dice sobre Sebastián Piñera. Él encuentra chistoso el chiste, además cree que está haciendo una gracia al contarlo. Y todos se ríen, de lo que no se sigue que todos crean internamente que sea gracioso. En Sociología se sabe que el reírse frente a chistes de este tipo es un gesto que reafirma la pertenencia al grupo; es decir, no significa acuerdo o que se lo encuentre gracioso.
La clave del episodio es que, sin darse cuenta, Piñera asume que lo que para él está bien, lo está también para los demás; que su sentido particular (no sólo el del humor) se identifica con el sentido común, que tiene serias dificultades para ponerse en el lugar de los otros, del diferente, del afectado. Que sin darse cuenta está siempre espiritualmente del lado del incluido. Esa en todo caso no es una cualidad sino un defecto en un mundo diverso como el nuestro.
Mauro Basaure
Divorcio absoluto
Señor Director:La expresión de "error" de la candidata Presidenta del P.D,C. Doña Carolina Goic - al referirse al voto voluntario - demuestra el divorcio absoluto de la Clase Política de nuestro país con la ciudadanía.
Sencillamente es desconocer la idiosincrasia de nuestro pueblo en que si algo se puede o no se puede hacer imperará la Ley del menor esfuerzo.
Ese es el gran error. Desconocer las reacciones de "la Gente" a la que aluden en todos sus escritos y campañas. Son ignorantes absolutos en ese tema por lo que cada día están más desprestigiados y menos considerados por sus electores.
Víctor M. Volante Leonardi