No ha sido fácil entender los motivos del deceso de nuestro amigo, ocurrido a fines de junio. Lo echaremos de menos en nuestras tertulias de lunes y jueves. Amigo de otro Pedro, jefe de familia, Pedro Carrasco, que también se nos fue con escasa diferencia. Siempre nos ilustró con sus conocimientos económicos, que había adquirido con su profesión como Contador general. (Había estudiado esa carrera en el Instituto Superior de Comercio de Chillán (INSUCO) de donde egresó el año 1982. Tenía, entonces 18 años de edad. Como estudiante adhirió a los principios laicos del club "Aucas" 35, entidad juvenil perteneciente a la fraternidad juvenil, perteneciente a Alfa Pi Epsilon. Profesionalmente ingresó al servicio de Impuestos Internos en 1957, institución en la cual trabajó hasta 1979 en las oficinas de Coronel, Concepción y Chillán. Ocupando inicialmente el cargo de Contador y jefaturas de Fiscalización de terrenos y preventiva.
Su participación en la Escuela de Entrenamientos de Servicio en Santiago le permitió realizar cursos, ciclos de charlas, a través de la jurisdicción de la administración de Zona de Chillán.
Su interés en la docencia no lo abandonó y desde el año 1959, hasta 1977, regresó al INSUCO de Chillán para servir como profesor las asignaturas de Legislación Tributaria y Contabilidad de Costos.
En octubre de 1960, a los 26 años se integró a la Logia Masónica N° 12 de la Masonería, donde se comprometió en la práctica y defensa de los principios de esta orden, donde obtuvo distinciones y reconocimientos que al cabo de 50 años de ejercicio, le significó la nominación de Miembro honorario de su Logia.
Paralelamente formó su hogar, junto a su esposa Ita y sus hijas Maritza, Ximena y Viviana. Además sus siete nietos y todos sus familiares y amigos que concurrieron a su sepelio, a la par de sus colegas de Contadores de Chile, de cuyo directorio formó parte, como asimismo, de la Corporación Educacional del Colegio Concepción Ñuble.
También se hizo parte de este duelo, el Club Social y Cultural Pedro Lagos Marchant de Chillán. Y he aquí una frase para la reflexión, del pensador francés Saint-Évremond: "La mejor razón para esperar sin miedo a la muerte es pensar que es inevitable".
Por Carlos René Ibacache I. Miembro Correspondiente
por Chillán de la Academia Chilena de la Lengua.