Revoluciones y tsunamis de Legna Rodríguez
"Mi novia preferida fue un bulldog francés", el libro más reciente de la autora cubana dueña de 39 tatuajes, contiene 15 cuentos que dan cuenta de su versatilidad e intensidad.
Capaz de animarse a bailar en medio del dolor y luego replegarse el tiempo necesario para poder liberar otra vez su energía, a Legna ese juego le ha servido para condensar emociones en narrativa, poesía y teatro, géneros en los que ha cosechado importantes reconocimientos, como el Premio Iberoamericano de Cuento Julio Cortázar o el Premio Casa de Las Américas.
Por esa versatilidad arrolladora y extraña una vez la apodaron "Tsunami Legna", y son justamente esas olas las que azotan los sentimientos del lector y van conectando un cuento tras otro en el libro, desde ese hombre que reflexiona sobre su propia muerte al observar su cadáver, hasta el bulldog que narra el capítulo final. Entre ellos hay una isla sin nombre, intimidad, tatuajes, un marido asesino, miedos, erotismo, enfermedades venéreas, revoluciones, engaños, dolores y parientes fisgones.
-¿Lo de "Tsunami Legna" lo tomas como un halago?
-Sí. Es un halago y también una gran responsabilidad. La periodista que lo escribió por primera vez se refería con ello a que soy capaz de arrasar con todo, como un tsunami, en el sentido de todos los géneros, porque fue a raíz de que obtuviera el Premio Casa de las Américas en el género de Teatro.
-¿Es la crítica un piercing que duele y a la vez se disfruta?
-Puede ser. Yo disfruto mucho de un piercing, tengo cinco y son pequeñitos. Cuando me preguntan por qué los uso, yo me quedo sin saber qué responder. Es una pregunta íntima y, a la vez, extraña. Yo no le preguntaría a nadie por qué usa esos aretes y no otros, o ese lazo en el cabello y no otro. La idea de que un piercing duela sólo me confirma el sentido de la vida.
-Tus personajes parecen desconfiar de la sabiduría tradicional y en cambio valoran el tránsito por el dolor como una forma de conocimiento. ¿Lo compartes? ¿Cómo es tu relación con el dolor, cómo convives con él?
-Mis personajes, en ese libro, son seres humanos especiales, sólo porque están en un libro, y representan algo. Han sido manipulados para llegar a ti, o a cualquier lector. Una vez, una amiga me dijo que sumara el dolor a mi espíritu, repitiendo una frase aprendida de algún filósofo sabio, y yo me eché a llorar ahí mismo. Porque eso era cierto. Ahora mismo, la única forma de que esté compartiendo contigo mis ideas es sumando el dolor a mi espíritu, que dicho sea de paso, ha ganado en sésamo y ha perdido en bulldog francés.
-¿Te queda algún miedo? ¿La Habana te da miedo?
-Yo soy miedosa. La Habana (mis amigos, la ciudad, los pequeños cachorros que nacen cada día), me da un tipo de tristeza que resulta de un extrañamiento.
-¿En cuántos tatuajes vas? ¿Los diseñas o te los proponen?
-Tengo 39. Varios de ellos son dibujos famosos de pintores que me encantan. Otros, diseños que mis amigos me han regalado en otros momentos. Otros, sólo figuras y formas que forman parte de mí. Tengo una relación de amor muy ingenua con mis tatuajes. En mi libro "Dame spray" describo eso. Por ejemplo, hay un poema llamado "Malevich duele menos que Kandinsky", y es cierto.
-¿Has estado en Chile?
-Nunca he estado en Chile, llévame.
-¿Tienes algún autor chileno favorito o que haya sido una referencia para tu obra?
-Me gusta mucho la literatura viva. Así que te diré a dos, uno que no conozco y otro que sí: Raúl Zurita y Cristián Gómez Olivares, respectivamente. Quisiera leer a muchos más, pero tengo lagunas, mares, océanos.
-"Wanda" es quizás el texto más poderoso del libro. Hay muchas cosas ahí: desgracia, sangre, poesía, destino, familia, crimen, amor. La voz que uno reconoce en varios de los relatos, aquí se expresa en un tono de resignación frente a la fatalidad que es distinto, y que persuade más que "Política", para que uno se olvide de la noción del tiempo y el espacio. ¿Cómo trabajaste "Wanda"?
-Ese fue uno de los textos que escribí más rápido. Lo escribí en menos de una hora. Cosas como esas pasan y uno ni se entera, aunque en Cuba es muy difícil enterarse de lo que en verdad está pasando. Escribí "Wanda" así mismo, con resignación. Alguien que quiero mucho fue a mi casa a verme, y mientras conversábamos, escribí "Wanda".
-La revolución, ¿puede llegar a ser una enfermedad?
-Uno es también su contrario. Al dejar de ser, una revolución puede ser un cáncer.
-Si la burocracia es un monstruo, como sugiere el título de uno de los textos, ¿cómo te puedes rebelar sin que te coma la cabeza?
-Escribiendo libros.
-¿La opresión todavía puede servir como motor creativo?
-Para mí, cualquier cosa es un motor, sobre todo las mordazas, y el polvo.
-¿Qué representa el invierno para una caribeña como tú?
-Representa el paraíso. ¡Quiero invierno!
-Te has movido por distintos géneros. ¿Cómo estableces el destino o formato del material?
-A veces lo decido antes de empezar, otras veces me doy cuenta del error, y cambio la estructura. Pero casi siempre tengo muy claro lo que va a suceder, en ese sentido formal.
-¿Te cansa que, siendo cubana, el hecho que menciones Facebook, tu Ipod o la cámara del celular en tus textos, cobre en tu caso un sentido político, eso de que Legna nos muestra la "nueva Cuba"?
-No. No me cansa. A veces ni me doy cuenta de eso. Respeto las opiniones y vale decir que las palabras de promoción en los libros son sólo eso. Invito a los lectores a leer, por favor, el interior. "Mi novia preferida fue un bulldog francés" es un libro de ficción, una historia que requiere de sus propios decorados, como toda escenografía.
-Hoy vives en Miami. En tus textos aparecen algunos desencuentros con formas o expresiones comerciales que resultan fácil identificar como capitalistas: "Me detengo en una cafetería privada donde venden pasteles diferentes, de diferentes precios, tamaños y sabores". ¿No te da miedo terminar impostando esa sensación?
-Yo escribí ese libro viviendo en Cuba. Había ido a varios países antes y sabía cómo era el mundo exterior, más o menos. La impresión que tuve de Miami fue tan positiva como negativa. En resumen, es igual a cualquier lugar y lo que me interesa de un lugar son las personas. Disfruto mucho del paisaje, la arquitectura, los accidentes geográficos, pero las personas son el tesoro. Veo cosas todo el tiempo, alucino, tal vez esos pasteles son imaginarios.
Legna rodríguez nació en Camagüey, cuba, y quiere visitar chile.
"Mi novia preferida fue un bulldog francés"
Legna Rodríguez
Editorial Alfaguara 168 páginas
$12.000
Por Daniel Gómez Yianatos
Legna Rodríguez Iglesias recomienda acompañar la lectura de "Mi novia preferida fue un bulldog francés" (Alfaguara) con Ando ganas, de la banda argentina Los Piojos, como música de fondo. También sugiere agregar Pásame a buscar de la dominicana Rita Indiana o alguna del israelí Asaf Avidan. La cubana no amarra canciones a ninguno de los 15 relatos de su último libro, como si el extrañamiento que producen sus textos pudiera ser entregado al azar.
legna rodriguez