La promulgación de la Región de Ñuble, luego de dos años de tramitación legislativa, ha abierto la puerta a terminar con el distanciamiento que se produjo entre ambos territorios a raíz de posiciones contrapuestas en torno a la división regional. Cumplido este hito, ambas regiones deben apostar por el camino del diálogo y así potenciar mancomunadamente su vocación productiva.
También se ha reconocido de esa manera desde la corporación de desarrollo privado Corbiobio, misma institución que hace algunas semanas presentó el resultado de un sondeo en el que una proporción mayoritaria de la Región del Bío Bío veía con buenos ojos que Ñuble se convirtiera en región.
Un nuevo informe de su centro de estudios planteó los que, a su juicio, serían los polos de trabajo para propender a ejecutar líneas estratégicas de desarrollo, que busquen aumentar la eficiencia territorial y el dinamismo económico. En este sentido, Corbiobio ha visto como relevante el poder iniciar una articulación socio productiva conjunta en torno a proyectos que promuevan el desarrollo de ambas regiones.
Ante ello resulta lógico advertir que Ñuble debe primero elaborar su Estrategia de Desarrollo Regional, que le permita delinear las áreas o sectores que proyecta como prioritarios para su crecimiento futuro. Este documento será entonces la base para definir la esperada articulación; por ejemplo, entre la producción agrícola, su certificación fitosanitaria y su conexión con puertos del Bío Bío para poder ser exportadas.
El informe de Corbiobio opina también sobre la manera cómo se debería llevar a cabo la instalación de la nueva región, como parte de un proceso de transición escalonado, y la importancia de que los nuevos cargos que se creen sean decididos por medio del sistema de Alta Dirección Pública, y propender así a una mayor transparencia.
Si bien se plantean recomendaciones plausibles, en su mayoría, genera al mismo tiempo cierta inquietud que este ente privado le ponga "a priori" un techo de un 25% proporcional a las pretensiones de Ñuble de optar a un mayor presupuesto por concepto del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR), abogando por conformar un frente común ante la próxima discusión del presupuesto nacional.
Es cierto que Ñuble y Bío Bío no deben desligarse de su actual sociedad si ambas quieren apostar por conformar una macroregión exitosa, no obstante, también en Bío Bío deben ser conscientes que el origen de la pretensión independentista se basa en terminar con el centralismo regional y cierta inequidad que por décadas impidieron un despegue de sus 21 comunas, razón por la cual persiste una comprensible aspiración por elevar los recursos que reparte el poder Ejecutivo a sus 16 regiones, mediante un criterio de equidad que sin duda también la nueva región deberá replicar entre sus tres provincias.