En el mismo terreno donde hoy se emplaza, pero hace lejanos 143 años fue inaugurado el primer Hospital de la comuna de San Carlos. Un edificio de madera y adobe que tenía como objetivo brindar salud a la emergente comuna de San Carlos y sus alrededores. Si bien el Hospital actualmente es un centro de alta resolución, que cuenta con 13 especialidades médicas y 8 odontológicas, ha debido sobreponerse a los reveses que le ha presentado la historia.

El edificio quedó gravemente dañado por el terremoto de 1939 ocurrido en Chillán y fue justamente tras este mega sismo, que se construyó su actual fachada. Sin embargo, la historia pareció repetirse el 2010, cuando otro terremoto dejó con serias mermas al histórico edificio.

Sin embargo, el establecimiento ubicado tradicionalmente en calle Gazmuri supo ponerse de pie, para ser hoy un establecimiento con más de 14 mil metros cuadrados construidos y una dotación de 116 camas al servicio de la red que coordina el Servicio de Salud Ñuble.

"El crecimiento de nuestro establecimiento ha sido muy grande y eso nos llena de alegría. Sólo en los últimos tres años hemos incorporado una base SAMU con 5 ambulancias, la Unidad de Accidente Cerebrovascular, la Unidad de Tratamientos Intermedios y nuevos box de ginecología, gastroscopia y oftalmología. Además del Servicio de Traumatología", señala la Directora del establecimiento, Alicia Contreras Vielma.

El crecimiento en infraestructura y especialidades ha debido ir acompañado de recurso humano competente y calificado para enfrentar los nuevos desafíos que la salud de la población demanda. Es por esto que el hospital también ha pasado de 483 funcionarios en 2013, a 625 en la actualidad.

Entre los hitos de los últimos años destaca el cambio de nombre que tuvo el hospital el año 2016, cuando una iniciativa impulsada por la propia comunidad permitió bautizar al establecimiento con el nombre de Doctor Benicio Arzola Medina, quien fuera director del establecimiento por más de 27 años.

La desaparición de las monedas de $1 y $5 es un hecho. La medida se hará efectiva desde el próximo 26 de octubre y desde ya, es bueno entender los alcances económicos que tendrá esta decisión.

Los que más aplauden la acción son sin duda, los pequeños comerciantes. Son ellos principalmente quienes deben lidiar a diario con las llamadas "chauchas" que a la larga, sólo generan incomodidad tanto para quien las posee como para el que las recibe.

"La gente suele dejar las monedas chicas y tiende a redondear la cifra. Nosotros usamos sólo precios redondeados. Francamente, no estoy muy al tanto del tema, pero si se hace efectivo no sería problema para mí. Encuentro que es una muy buena medida", aseguró Verónica Osorio, propietaria del minimarket La Ita del centro de Chillán.

En el mismo tenor, la decisión tomada por el Banco Central fue alabada por Diego Neira, jefe de local de Tops Market, quien mencionó que trabajan también con precios cerrados, por lo que las monedas aludidas ni siquiera las ven.

"Nosotros ocupamos mucho las monedas de $10, pero las de $1 y $5 no. En realidad se ven poco, aunque si al cliente le faltan diez pesos si pagan con dos monedas de a cinco pesos. Nosotros tratamos de irlas eliminando porque también es engorroso para nosotros al hacer caja al final del turno", dice.

Neira sostiene que en su rubro, es un problema considerable trabajar con monedas pequeñas, por lo que "entre más redonda sea la cifra, es mejor para nosotros y también para el cliente. Esto será bueno para todos".

Vuelto conflicto

No cabe duda que los comerciantes sufren más de la cuenta con las monedas. Muchos tienen dolores de cabeza a la hora de hacer arqueos de caja, aunque otros derechamente optan por no recibirlas.

Es la situación de las cajas vecinas existentes en quioscos y pequeños locales, donde no son pocos quienes aparecen con estas monedas a cancelar el detalle de una cuenta, lo que genera molestia en quien lo atiende.

"A mí me tienen agotada las monedas de $1. De hecho, lo hago muy simple, redondeando el precio. Son un verdadero "cacho" y si el cliente no está de acuerdo con eso, entonces le digo que vaya a hacer el pago a otra caja vecina. Es una medida radical, pero hay que ser prácticos. No vamos a andar discutiendo por un peso", señala Ana María Orellana, dueña del quiosco La Tía donde funciona una caja vecina.

La comerciante dice que en algunas contadas oportunidades han llegado clientes a cancelar con monedas de $1 y $5, por lo que ella se las ha devuelto.

"Si veo que alguien está juntando esas monedas para pagar, le digo que no me queda cupo simplemente. Uno tiene demasiado trabajo como para estar contando esas monedas. Finalmente, a las grandes empresas les suman, pero a los pequeños comerciantes como yo para nada", dice.

Como sea, hay que empezar a despedirse de las "chauchitas". Lentamente, comienzan su retirada, quizás cansadas del ninguneo general.

*Marco Lecaros

- ¿Qué alcances tiene la eliminación de estas monedas?

- Al comercio en general no lo afecta. Redondear el precio será una ventaja para ellos. Creo que sí afectará a las entidades de beneficencia, quienes dejarían de recibir esos aportes en pesos.

- Entonces, ¿esa práctica se terminaría?

- Es difícil que le pidan a la gente si quiere donar $10. Esa va a ser la moneda más chica ahora. Aquí el país se ve beneficiado por los costos operativos que le significaban al Banco Central acuñar esas monedas.

- ¿Fue una medida acertada?

- Absolutamente. Esas monedas sólo servían para cuadrar en las grandes tiendas. Ahora no sé cómo lo van a hacer.

* Ingeniero Comercial Universidad de Magallanes