El centenario del natalicio de Violeta nos da alas para volar mucho más alto en el sueño cultural ñublensino. La frase no es baladí, puesto que hemos sido testigos de los actos celebratorios del centenario y podemos afirmar que el nivel de los artistas que desfilaron por el escenario del Teatro Municipal de Chillán, es esperanzador e ilusionante.
Se proyectó un día completo, tanto en la Plaza de Armas como en el teatro, pero con la idea fundamental de que fueran los artistas locales, los de la tierra de Violeta, los que le rindieran homenaje. Con todas las ramas de la cultura, tanto creativa como interpretativa, contando con cultores artesanos, recuperando tradiciones gastronómicas, disfrutando con tejedoras populares, saboreando mate junto a brasero y tetera humeante…
Las inclemencias climáticas lo impidieron en parte, porque la Carpa de la Violeta, que iba a recrear en la Plaza de Armas aquella "universidad del folclore", en la cual la Folclorista de Chile cultivó lo más bello de nuestra creatividad sin límites, debió ser suspendida, trasladando sólo algunas de estas actividades al Teatro Municipal.
En aquella sala, recuperada después de más de 70 años, se vivieron largas horas de derroche de talentos que ahora encuentran espacios donde mostrarse con la máxima dignidad.
Cientos de jóvenes y adultos mostraron sus cualidades, sus capacidades y su expresividad dando rienda suelta a la admiración por Violeta.
"Ella nos marcó un camino que se puede recorrer…" me dijo una niña que acababa de integrar una orquesta clásica infantil y que había arrancado prolongados aplausos de la concurrencia. La frase certera de la pequeña me dejó pensando: "Si Violeta pudo, ¿por qué no nosotros?"… Porque Violeta salió de las profundidades de familia humilde y talentosa. Recorrió caminos ásperos y sinuosos, hasta que llegó al cenit de la cultura popular chilena. Y traspasó fronteras, para ubicar nuestras tradiciones artísticas en el concierto internacional.
Y con esa frase de niña - adulta, me quedo. Mirando a Violeta, podemos observar el horizonte del futuro con la certeza de que surgirán nuevas violetas creadoras, nuevos cultores de lo nuestro, que serán capaces de continuar sacando el brillo a lo que tenemos bajo las piedras de Ñuble, a la cultura auténtica que nos distingue, derrochando ingenio y creatividad popular, y dignificando aún más lo que heredamos de nuestros ancestros.
Miguel Ángel San Martín Periodista