Dentro de 48 horas, los chilenos tendremos el derecho a elegir a quienes nos van a gobernar. Es el momento culmine de un proceso democrático, cuando todos somos iguales y nos pronunciamos libre y secretamente sobre quienes creemos que son los mejores para conducir el país. Debemos estar bien informados para que nuestra elección sea justa, sea representativa de nuestros anhelos y sumemos las mayorías que van a triunfar en este proceso.
Lo más importante es ejercer ese derecho. No dejar que una minoría decida por nosotros. No valen después las quejas, los lamentos y las críticas destempladas. Hay que ganarse ese derecho a través de la presencia física ante las urnas, emitiendo nuestra opinión transformada en voto.
La abstención puede ser también interpretada como una acción política. Puede considerarse una crítica al sistema. Pero hay que considerar que se nos otorga el derecho a pronunciarnos. Y tenemos muchísimas opciones donde elegir a quiénes consideremos que tienen mayores méritos para representarnos. La abstención, entonces, teniendo validez, no alcanza mayor significación.
Debemos demostrar nuestra madurez política analizando, estudiando y compenetrándonos en los programas, en las ideas y en las personas. Y luego, depositar responsablemente nuestro sufragio. Convirtamos en fiesta democrática este momento que nos otorga la convivencia social que hemos elegido. Tenemos la oportunidad de avanzar en la construcción de nuestra sociedad, eligiendo los caminos que consideremos más aceptables, más posibles y más eficaces. Hay ideas diversas para hacerlo. Alguna de ellas se acercará más a lo que pensamos. Por eso, no es bueno quedarse en casa, alejarse del proceso mayor de participación ciudadana. Porque serán otros los que van a decidir por nosotros.
Cuando uno no se sube oportunamente al carro de la historia cívica, nos quedamos en tierra mirando cómo se aleja.
Soy partidario del voto voluntario, porque es expresión de responsabilidad, de cultura y de formación cívica de cada uno. Las obligatoriedades no me gustan, porque estimo que son terreno fértil para las manipulaciones, los acarreos y los engaños. El ordeno y mando.
Debemos estar conscientes de que nuestro voto vale igual que los demás, que suma y que es demostrativo de las grandes mayorías. Emitir una opinión convertida en voto, es ejercer solidaridad con la sociedad que queremos construir.
Miguel Ángel San Martín Periodista.