La ruta N-59, que une las comunas de Chillán Viejo y Yungay, es conocida por ser una de las más peligrosas para transitar en Ñuble. Aun cuando la Ruta 5 Sur es estadísticamente la vía con mayor accidentabilidad, de acuerdo a datos de la SIAT de Carabineros, desde 2010 a la fecha la llamada "Ruta de la Muerte" ha costado la vida de 26 personas.
Su peligrosidad está dado no sólo por la falta de berma o profundas zanjas en sus costados, sino más bien por el hecho que es permanentemente usada por ciclistas para desplazarse desde la capital de Ñuble hacia las comunas rurales más próximas de la futura Provincia del Diguillín, tales como El Carmen, San Ignacio, Pemuco y Yungay. Tan sólo en estas últimas cuatro comunas habita una población de alrededor de 57 mil personas. A ello se suma que la ruta atraviesa sectores poblados como Quiriquina y Pueblo Seco, zonas a las que pertenece un porcentaje importante de las víctimas registradas en las últimas décadas.
En 2014 se conoció la primera propuesta que resultó del estudio de ingeniería para la mejora de esta ruta secundaria, de lo cual se desprendió la necesidad de realizar expropiaciones para llevar a cabo el necesario ensanchamiento e intervención de la vía, la construcción de 15 puentes, muros de contención y obras fluviales. En su edición dominical, este medio informó que el costo de la obra total podría superar los $74 mil 700 millones de pesos y que su construcción, debido a la complejidad y extensión que exige, se deberá realizar por tramos. Así entonces, se estima que la obra completa pueda finalizar recién el año 2029.
Sin duda que la mayor complejidad estará dada por el proceso de expropiaciones, el que ya se adelanta que será extenso, pues deberán pasar al Estado un total de 695 lotes. Aún así, desde el MOP regional hay optimismo de que durante el segundo trimestre de este año se pueda realizar el llamado a licitación. Para la nueva región de Ñuble, y particularmente para las cinco comunas que involucra el proyecto, se trata de una obra de conectividad relevante, pues conecta a zonas donde la producción agrícola es el principal sustento de sus habitantes, y cuyos productos requieren de una salida para su comercialización, por tanto se considera doblemente rentable su materialización.
El gobierno del Presidente Piñera, así como parlamentarios, el MOP y la propia Gobernación de Ñuble, precisamente están priorizando los temas de conectividad y agua potable rural, como dos de las necesidades más urgentes de la nueva región. Así también las comunidades esperan que estos proyectos comprometidos puedan ver pronto ver la luz.