El auge de las tecnologías de la información y de comunicación nos impone a las personas que vivimos en los albores del Siglo XXI un ritmo mucho más acelerado y que nos implica muchas veces pasar la mayor parte de las horas del día conectados a la pantalla de un computador, un teléfono móvil, una tablet u otros dispositivos inteligentes.
De acuerdo con el estudio de iLifebelt de Redes Sociales en Centroamérica y el Caribe 2016, más del 38% de la población afirmaba que pasaban más de 3 horas al día conectados. Al consultarles a los encuestados en qué momento del día las utilizaban más, el 67.5% aseguró que "todo el tiempo".
A ello podemos sumarle que la creación de nuevas e innovadoras aplicaciones para todo tipo de problemas nos hacen cada vez más dependientes de la tecnología. Otro informe, esta vez de SensorTower, reveló que mientras en el primer trimestre de 2016 se descargaron 11.900 millones de aplicaciones desde el portal de Google Play, en el mismo periodo del 2017 se bajaron 13.500 millones.
Y así como internet y las redes sociales nos permiten estar cada día más conectados -y a toda hora- con familiares, amigos, pareja, trabajo o estudios, también está teniendo efectos negativos en las relaciones sentimentales. Kaspersky Lab, compañía mundial de seguridad cibernética, quiso medir el impacto de la conectividad en las parejas y reveló en un reciente estudio que el 55% de ellas han discutido por el uso excesivo de dispositivos, lo que pone en manifiesto que aunque estos aparatos a menudo ayudan a acercarnos, también pueden poner en riesgo una relación. Otros datos de esta investigación dan cuenta que el 51% ha discutido por usar dispositivos durante una comida o una conversación cara a cara, el 25% ha tenido alguna disputa sobre a quién le toca usar el dispositivo, mientras que olvidarse de ponerlo a cargar ha sido la causa del 45% de los pleitos, aunque perderlo sólo ha motivado desacuerdos en el 28% de los casos.
En el caso de los más pequeños, se sabe que los niños son nativos digitales desde muy temprana edad y si bien los dispositivos móviles pueden ser una herramienta muy útil en el proceso de aprendizaje, los psicólogos recomiendan retardar al máximo la edad en la cual los padres les entregan un teléfono móvil, sobre todo por las distracciones que pueden causar mientras están en clases.
En resumen, la tecnología nos soluciona a diario toda clase de problemas y es un aliado insustituible la mayor parte del tiempo, pero debemos aprender también a poner límites a nuestra interconectividad, de tal modo que no nos haga perder nuestra preciada individualidad.